La cumbre entre los jefes de Estado de América Latina y España terminó con actos de circo porque Hugo Chávez, de Venezuela, no entiende la responsabilidad que entraña su cargo ni el debido respeto que tiene que mostrar a sus colegas. Sin ninguna mesura emprendió ataques contra José María Aznar, el ex presidente del gobierno de España y lo hizo de tal forma que aun si tuviera razón, se terminó mostrando como un patán sin asomo de cultura.
Nosotros no simpatizamos con el señor Aznar, especialmente por la forma en que se comportó como perro faldero de Bush, pero en una reunión oficial de jefes de Estado, no se pueden permitir ciertas expresiones que resultan ofensivas y que además, obligan a una réplica. Porque si Rodríguez Zapatero guarda silencio ante la afrenta, hubiera tenido que enfrentar y vivir una tormenta al volver a su país puesto que se agredió a la figura de alguien que llegó al poder electo por su pueblo y que, simplemente por ese hecho, merece elemental respeto de otros gobernantes.
Chávez sabe que con esos improperios capta la atención de los periodistas y por ellos es que se convierte en figura central de cualquier cumbre, haciendo que cualquier propuesta seria y expresada con la mesura propia de la diplomacia, pase inadvertida mientras que sus actos histriónicos lo colocan a fuerza en la primera plana de la prensa mundial que, aunque lo critique, no puede ignorar el efecto magnético de cada una de las palabras de ese polémico gobernante que parece empeñado en romper con todas las normas elementales del protocolo, tanto así que ni siquiera tuvo elemental respeto para guardar silencio mientras el gobernante español hacía uso de la palabra.
Debe entenderse que el señor Chávez se alimenta de la controversia y por ello disfruta con esos hechos tan polémicos y que quebrantan el orden protocolario que forma parte de ese tipo de encuentros. No faltarán los que digan que se trata de un estilo que rompe con la hipocresía propia del lenguaje diplomático y que aplaudan esas manifestaciones extrovertidas de un estilo totalmente distinto, pero la verdad es que todo se puede decir sin caer en la patanería y el insulto bajo. Y los periódicos de la tendencia norteamericana que tienen la guerra declarada contra el gobernante de Venezuela, no se dan cuenta que al querer evidenciarlo por esas expresiones circenses, lo que hacen es convertirse en caja de resonancia para darle la cobertura que él busca para seguir creciendo como líder confrontativo dispuesto a hacer añicos al que se le ponga enfrente.