Los científicos que esperan detectar la elusiva materia oscura para dilucidar uno de los principales misterios cósmicos dicen que podrían estar listos para empezar a recopilar datos en febrero.
El detector más avanzado de materia oscura fue descendido este mes hasta un tanque de agua de 265 mil litros (70 mil galones) en una mina de oro abandonada en Dakota del Sur a casi kilómetro y medio (una milla) de profundidad. Eso le proporciona un aislamiento suficiente de las radiaciones cósmicas que imposibilitan detectarla en la superficie.
Si todo sale como está planeado, los datos que empiecen a recibirse podrían aclarar interrogantes sobre el universo y su origen, dijeron el pasado lunes los científicos.
«Bien podríamos descubrir algo fantástico», afirmó Harry Nelson, profesor de física en la Universidad de California, en Santa Bárbara, y uno de los investigadores prominentes del llamado Gran Experimento Subterráneo de Xenón (LUX, por sus siglas en inglés).
El experimento ha costado unos 10 millones de dólares, pero al igual que el descubrimiento del bosón de Higgs este año en Suiza, la detección de la materia oscura sería un acontecimiento coyuntural para la comunidad científica.
Los expertos saben que existe la materia oscura debido a su atracción gravitacional pero, al contrario que la materia y antimateria regulares, no se ha detectado todavía. La materia regular representa apenas un 4% de la masa del universo, y la materia oscura el 25%. El resto es energía oscura, que es otro de los misterios insondables.
La búsqueda en Dakota del Sur comenzó en el 2003 después que cerró la mina de oro Homestake, en Lead, Black Hills, Dakota del Sur. En julio, después de años de planificación y financiación, el detector LUX fue descendido hasta la instalación subterránea Sanford, a 1 mil 478 metros (4 mil 850 pies) por debajo de la superficie terrestre. Demoró dos días en descender el detector, del tamaño de una cabina telefónica, por el pozo y los senderos que se habían abierto inicialmente en 1876 durante la fiebre del oro de Black Hills.
Allí, el artefacto recibió un aislamiento adicional de las radiaciones cósmicas al ser sumergido en agua que discurre entre filtros para purificarla.
«La fase de construcción está terminando y ahora empezamos a operar los sistemas subterráneos», dijo Jeremy Mock, estudiante avanzado en la Universidad de California en Davis, que trabaja desde hace cinco años en el experimento.
Los científicos están trabajando para completar la red de cañerías necesaria para mantener el xenón lo más puro posible. El xenón, tanto en forma líquida como gaseosa, llenará el detector y circulará sin cesar por un purificador que funciona como una máquina de diálisis, removiendo impurezas.
Mantener la pureza del agua y del xenón ayudará a descartar las «fuentes equívocas», como radiación, que podrían provocar falsas alarmas.
Nelson equipara el experimento al método de Sherlock Holmes de descubrir lo desconocido eliminando lo conocido.
Una vez que los datos empiecen a llegar, pasarán uno o dos meses antes de que el detector sea suficientemente sensible, agregó Nelson.
A partir de entonces, los científicos involucrados en el proyecto esperan empezar a ver lo que anhelan: algo que nunca se haya visto antes.