Un rostro alegre y una mirada amable pueden hacer la diferencia entre la esperanza o la decepción de quien acude a los demás en busca de ayuda.
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Un gesto espontáneo y una amplia sonrisa son regalos más valiosos que cualquier joya obsequiada por compromiso o con hipocresía, para aquella persona que lucha incansablemente.
Un fuerte abrazo y tres palabras sinceras son capaces de calmar el dolor profundo de un alma que se siente acongojada por la pérdida de un ser querido.
Un poco de apoyo y algo de paciencia quizá eviten que alguien desempleado escoja el mal camino por falta de oportunidades para trabajar con honradez.
Un trozo de pan y un vaso de agua pueden significar un día más de vida para el mendigo que nada tiene.
Una actitud cariñosa obra milagros, !prueba y verás el poder del amor!