Acostumbrados a la violencia


Guatemala ha sido escenario de hechos violentos en los últimos meses; éstos han marcado la historia del paí­s, no sólo por la saña con la que se dan, sino porque de alguna u otra forma los ciudadanos se han acostumbrado a vivir con esta problemática que contribuye a la desensibilización.

Mariela Castañon
lahora@lahora.com.gt

Los cuerpos de socorro reportan que cada dí­a mueren alrededor de 16 personas por la violencia, problema que se ha incrementado en los últimos años en comparación con el pasado.

INDIFERENCIA

De acuerdo con Ricardo Lemus, de los Bomberos Municipales, es lamentable que la población se acostumbre a vivir en este entorno, pero esto responde a que todos los dí­as suceden actos desagradables que hacen insensible a la población.

«Antes uno miraba un muerto y pasaba soñando con él hasta cuatro dí­as, pero ahora la violencia se ha convertido prácticamente en parte de la vida de los guatemaltecos», dijo Lemus.

El socorrista manifestó que la situación forma parte de un patrón de violencia que se aprende; por ejemplo, si alguien descuartiza a una persona, servirá de lección para quienes vienen atrás, o si alguien se lanza de un puente se repetirá por otros.

INSENSIBILIDAD

De acuerdo con Carlos Ortiz, de la Liga de Higiene Mental, el entorno violento al que está expuesta la ciudadaní­a, permite crear desensibilización e indiferencia, ya que estos hechos forman parte de la cotidianidad de las personas; aunado a esto, la falta de polí­ticas de seguridad que garanticen la protección de la población permite que los guatemaltecos se muestren satisfechos ante algunas situaciones que cobran la vida de otras personas.

Ortiz dijo que si la situación se torna como hasta ahora, la sociedad podrí­a llegar a convertirse en «enferma», lo cual es una alerta para evitarlo.

«Si nos descuidamos creo que podrí­amos llegar a ser una sociedad enferma y estas son las medidas que nos deberí­an poner en alerta para que no nos pase lo que ha pasado en otros lugares», manifestó el representante de la Liga de Higiene Mental.

NADIE NACE VIOLENTO

De acuerdo con el programa «Mi territorio sin violencia» de la Liga de Higiene Mental, impartido a vecinos de algunas zonas del paí­s, la violencia es un fenómeno que se aprende, no es un factor natural con el que el ser humano nace.

Esta problemática se asimila, se imita y se transmite por el ejemplo, en el caso de éste último, muchas veces son los padres, los hermanos mayores, los vecinos o los programas televisivos los que contribuyen a fomentar la violencia.

Según se indica, aunque el problema es justificado entre las personas con razonamientos y teorí­as, todos los seres humanos nacen con capacidad para la abnegación, la generosidad y la empatí­a.

TRANSFORMACIí“N

Representantes de la Liga de Higiene Mental, señalan que la sociedad puede ser transformada y crear nuevos modelos sociales orientados a una cultura de tolerancia y respeto.

Carlos Ortiz, de dicha institución, sostiene que los guatemaltecos pueden hacer grandes cambios desde el lugar donde se encuentran, ya que a través de sus propios aportes se puede modificar la situación actual del paí­s.

El psicólogo destaca que lo peor que pueden hacer los guatemaltecos es permanecer indiferentes ante estos sucesos que dañan a todo el paí­s. Los cambios pueden lograrse por medio de la responsabilidad, la libertad y el compromiso, dijo.

«Como población debemos desde nuestro trabajo o lugar donde estemos, ser agentes de cambio a través del buen uso de los valores que ya tenemos como seres humanos», añadió.

Por otro lado, destacó que los cambios deben ser exigidos a las autoridades, para que tomen conciencia de lo que está pasando y no quede sólo en un discurso.

En reiteradas ocasiones el tema de la violencia ha sido discutido por organizaciones, por instituciones encargadas de brindar seguridad y por el mismo Estado. Los hechos de impacto que han estremecido a la sociedad, dan cuenta que el ambiente hostil que los guatemaltecos viven diariamente lo hacen insensible y poco optimista. Sin embargo, la Liga de Higiene Mental sostiene que esto puede cambiar porque «nadie está condenado a vivir con ésta».

RESPETO

El procurador de los Derechos Humanos (PDH), Sergio Morales, en entrevistas con este vespertino, ha indicado que es primordial y tal como lo manda la Carta Magna, el respeto a la vida propia y a la de las demás personas.

El Magistrado de Conciencia ha dicho que para procurar la paz debe prevalecer ante todo el respeto a la vida. Si esta norma se cumpliera, se evitarí­an actos violentos y la sociedad podrí­a vivir libre de mortandad.

PARRICIDIO


Pareja detenida por supuesto asesinato de niño

El 26 de noviembre, la Policí­a Nacional Civil (PNC) capturó a Ricardo José Chávez Santamarí­a y Dámaris Salguero Culajay, de 18 y 23 años, debido a que se presume que mataron al niño Gustavo Adolfo, de un año, quien fuera hijo de la mujer.

El hecho se originó en la 1ª. avenida y 8ª. calle de la zona 21, colonia Vásquez. Uno de los agentes captores, identificado como Maximiliano López, señaló que el pequeño presentaba «múltiples lesiones, laceraciones y excoriaciones en diferentes partes del cuerpo, así­ como cicatrices en el cuello».

Vecinos del sector señalaron a la institución policí­aca que el infante era objeto de malos tratos previo a su muerte; asimismo indicaron que el posible agresor es Chávez Santamarí­a, su padrastro.

Al ser consultada por periodistas, la joven madre dijo, entre llantos, que su conviviente golpeaba al niño cuando éste lloraba. Sin embargo, señaló que no sabí­a si acusarí­a a su esposo de lo sucedido.

Los aprehensores informaron que el presunto asesino estaba bajo efectos de alguna droga o alcohol.

EN PRISIí“N Calcinados y decapitados


En horas de la madrugada del pasado 22 de noviembre, un grupo de privados de libertad de la cárcel de Pavón asesinaron a siete presidiarios; cinco de ellos fueron calcinados y decapitados y, posteriormente, los victimarios patearon y jugaron con las cabezas de los occisos.

De las personas fallecidas, dos eran parte de los sindicados de asesinar a los policí­as involucrados en la muerte de tres diputados salvadoreños al Parlamento Centroamericano (Parlacen) y su piloto, el pasado 19 de febrero de 2008.

ASESINATO


Mujer sindicada de asesinar y simular secuestro de cónyuge

Una vivienda ubicada en la 15 avenida y 14 calle de la zona 7 de Mixco fue escenario de la muerte de Jorge Armando Luna Véliz, de 50 años, a quien presuntamente dio muerte su esposa, Marí­a Elena de Paz Marroquí­n.

El 10 de agosto apareció el cadáver de Luna Véliz, envuelto en una sábana, en la 17 calle y 17 avenida de la referida zona.

De acuerdo con la versión de agentes de la Sección de Homicidios de la División de Investigación Criminal (Dinc), la supuesta responsable del crimen se embriagó con su esposo, posteriormente lo mató a golpes y lo enterró en el patio de su casa; pero debido a que el cuerpo entró en proceso de descomposición y emanó olores fétidos, la sindicada lo desenterró y lo tiró a pocas cuadras de la casa donde fue aprehendida, el pasado 21 de noviembre.

Según se indicó, la capturada intentó confundir a los investigadores y puso una denuncia en una de las comisarí­as de la institución, donde aseguró que su pareja habí­a sido secuestrada y por su liberación se exigí­a US$15 mil; sin embargo, fue descubierta.

SIN CABEZA Decapitan a hombre y dejan macabro hallazgo


En la madrugada del 25 de octubre, los cuerpos de socorro encontraron el cadáver decapitado de un hombre, en un callejón de la 33 calle C, Lo de Bran 1 Zona 6 de Mixco, con un mensaje que decí­a «Así­ van a quedar los ladrones».

Un rastro de sangre permitió encontrar la cabeza del occiso en un rí­o de aguas negras, aledaño a la zona mencionada, la cual fue extraí­da de ese lugar.

De acuerdo con Carlos Pérez, de Bomberos Municipales, se presume que en la dirección mencionada se perpetró el asesinato, ya que se encontró un machete, con el cual se supone decapitaron a la persona.

ENFERMERA Mujer mata a sus hijos y luego se suicida


La vida de los hermanos Carlos Daniel y Vanesa Isabel Velásquez González, de ocho y cinco años de edad, cambió la mañana del 3 de octubre, cuando Kenia González Orozco, de 27 años, madre de los pequeños, inyectó una sustancia venenosa en ella y sus infantes, en la calle 29 de Junio, de San Pedro Sacatepéquez, San Marcos.

La mujer trabajaba como anestesista en el Hospital Nacional de San Marcos, desde hace nueve años, por lo que se presume fue uno de los factores que facilitó obtuviera la sustancia para matar a sus hijos y suicidarse posteriormente.

Según vecinos del lugar, la fallecida estaba separada de su esposo, Obed Isaí­ Velásquez, desde hace cuatro años, lo que de alguna forma le afectaba.