La campaña organizada desde el pasado mes de septiembre por el gobierno español contra la inmigración ilegal ha sido acogida con indiferencia en Senegal.
«Nada detendrá a los clandestinos, conocen los peligros» de la travesía, asegura Ameth Niang, que como sus amigos y otros jóvenes senegaleses, ha reaccionado con escepticismo a la campaña española.
Para Ameth, que desenreda un hilo de pescar en la playa de Thiaroye (barrio popular de Dakar), la campaña no sirve para nada. «La gente emigra porque no les queda otra opción», dice.
La campaña del gobierno español, en la que participa también la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), consiste en la difusión de anuncios de televisión en televisiones y emisoras de radio.
En la prensa y en los autobuses se publican imágenes acompañadas por fotografías en las que aparece una patera hundida, con un padre agarrando del brazo a su bebé sobre un fondo con la bandera senegalesa.
«Ya no hay pescado en el mar y es muy difícil encontrar otro trabajo», dice antes de reconocer que ya ha intentado viajar a España a través de las Canarias.
En el momento de embarcar, «la piragua estaba demasiado cargada y tuve que renunciar, pero los que estaban a bordo ya están en España», asegura con resentimiento.
En los mensajes difundidos por televisión, una madre senegalesa cuenta, con lágrimas en los ojos, que no ha vuelto a ver a su hijo, un inmigrante, desde hace nueve meses. Posteriormente aparece la estrella senegalesa de la canción Youssou Ndour, que exhorta a los jóvenes a no intentar la aventura.
Otro joven, Modou Ndiaye «aprueba» la campaña, aunque se muestra convencido de que «las palabras no detendrán a todo el mundo». «Estuve tentado de partir, pero no lo haré más. No confío en el mar y prefiero quedarme a trabajar en mi país», dice este albañil de 17 años.
Modi Dia, repatriado de España después de haber sobrevivido a la travesía, es más crítico. «Lo que hay que hacer es actuar. No sirve de nada decir que la inmigración clandestina no está bien», critica.
Tras su repatriación, este joven ha montado una pequeña tienda de electrodomésticos en Yarakh (barrio de Dakar). También critica que se muestre en el anuncio a una madre llorando, cuando a menudo son ellas «las que pagan los pasajes de sus hijos».
También se mofa del eslogan de la campaña: «Emigrar no significa tener éxito». «Quedarse tampoco», dice riéndose. La solución reside, según él, en «cosas concretas». «Todo depende de las condiciones de vida», concluye.
El representante-adjunto de la OIM en Dakar, Laurent de Boeck, precisó que hay «tantas causas por las que se emigran» que es imposible citarlas todas en un anuncio.
«Queremos lanzar un debate, hacer una reflexión sobre aquello que puede empujar a los jóvenes a partir», argumentó el representante de la organización, quien añadió que se trata sólo de la primera fase de la campaña de sensibilización.
Tras la campaña en prensa, que durará hasta finales de octubre, la OIM prevé organizar debates especialmente en aquellas zonas del país con más emigrantes.
Más de 31.000 clandestinos subsaharianos llegaron a las Canarias en el 2006, una cifra récord.
Las salidas en patera de Senegal han disminuido en los últimos meses por la mayor vigilancia en las costas del oeste africano por parte de barcos y aviones europeos.
Ameth Niang
ciudadano senegalés