Q- Una vez que se ha ido apagando la merecida algarabía que provocó entre los sectores más disímiles la aprobación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, conviene destacar la función clave que desempeñaron funcionarios, políticos, activistas y periodistas, para que el Congreso tomara tan importantísima decisión.
Fue relevante la labor de cabildeo que se impuso el vicepresidente Eduardo Stein, quien no tuvo pelos en la lengua para criticar a partidos políticos, pequeños grupos conservadores y diputados que se opusieron rabiosamente a que el Organismo Legislativo aprobara la creación de una instancia que contribuirá a combatir la corrupción, la delincuencia y el narcotráfico, especialmente a los criminales incrustados en instituciones públicas, tribunales de justicia, gremios y partidos políticos.
Merece especial mención Frank LaRue, titular de la Copredeh, quien dedicó tiempo completo para convencer a los legisladores a que aprobaran la CICIG, así como se aprecia el liderazgo de los presidenciables ílvaro Colom, Otto Pérez, Alejandro Giammattei y í“scar Rodolfo Castañeda, al frente de las bancadas de sus bancadas legislativas, aunque fuera por pura conveniencia electoral.
No debo pasar por alto, la actitud positiva de las Iglesia Católica y Evangélica, y también reconozco la valiosa posición de los dirigentes del CACIF, y, por supuesto, a los diputados de los bloques que votaron a favor del proyecto.
Deliberadamente menciono por último a mi amigo í“scar Clemente Marroquín, quien podría ser considerado el adalid mediático de este esfuerzo, con sus constantes y fundamentados artículos que lograron formar conciencia colectiva acerca de este crucial tema de interés nacional. Y mi aprecio, asimismo, a los colegas columnistas que compartieron esta tarea, así como a dirigentes de los grupos de la sociedad civil, cuyos nombres no alcanzaría a recordar.
Q- He reiterado que carezco de prejuicios; pero ahora dudo de mí mismo. Aunque fui el primer columnista que lanzó la idea respecto a que la Gana había encontrado providencialmente a su candidato presidencial, cuando el médico Alejandro Giammattei alcanzó notoriedad por los hechos de Pavón, dudé de su capacidad para regir los destinos del país, sin tener mayor conocimiento del galeno.
Estaba equivocado. El miércoles anterior leí la extensa entrevista al candidato presidencial de la Gana, en dos páginas de La Hora, y fue entonces cuando comprendí que posee sólida formación académica, al responder a diversidad de preguntas. Me impresionó la frase que sirvió de titular «Guatemala requiere gobiernos de causas, no de efectos», y después se explayó en el tema con suma propiedad, especialmente en lo que se refiere a su consigna de «seguridad integral»: seguridad ciudadana, social, de desarrollo económico, jurídica y seguridad ambiental.
No estoy haciendo proselitismo por el Dr. Giammattei, pero invito a mis pocos lectores que no lo hicieron, que lean esa interesante entrevista, que refleja la doctrina política de un ilustrado candidato. Y yo lo había prejuzgado sólo por ser el abanderado de la Gana y a causa del rotundo fracaso del actual gobierno.
Q- Romualdo y yo deseamos la pronta recuperación física del diputado Mario René Chávez García. Te apreciamos mucho, vos querido Remachón, abogado, periodista y revolucionario.