¿Acepta por esposo a…?   Sí­, acepto


El matrimonio es un contrato de afectividad que no garantiza nunca su cumplimiento, pues el cariño debe revisarse  cada mañana.

Pilar Barrero

Edith González

Si mi abuela resucitara se volverí­a a morir del susto  de contemplar lo que pasa en nuestra sociedad. En la que para casarse se necesitan dos, pero para separarse solo uno.

Alguna vez escuché comentar que hasta que la muerte «del amor» nos separe permaneceremos  unidos.

Y ahora los señores diputados se han tomado el tiempo para realizar una modificación a los códigos civil y penal para facilitar el trámite de divorcio, algo que a primera vista resultará de interés máximo para quien esté cansada o cansado de su pareja y pueda recurrir al decreto número 1773 del Congreso de la República aprobado el 27-2010 para volver hacer con su vida lo que la gana le dé, con toda libertad, Allá su cónyuge o su ex, que opine.  Ya no importa

Aparentemente es un beneficio para las mujeres pues nos pone en igualdad de condiciones para  volver  a casarnos  el mismo dí­a del divorcio, lo que igualmente pudo decidirse sin necesidad de anular a la otra persona a quien un dí­a decidimos unir nuestras vidas.

Y por supuesto si la opinión de los cónyuges no importa, menos la de los hijos, Ahora veremos entonces, como amparados por la ley, más padres y madres abandonan los hogares y a los hijos, quienes crecerán pensando ¿Qué hice de malo?

Las malas polí­ticas económicas tienen a muchas madres fuera de los hogares buscando llevar ingresos a los mismos, ahora las decisiones de una formación social carente de valores nos llevará a tener más hijos en abandono. Pues si ya me quité de encima al cónyuge que me estorbaba para seguir con mi propia vida, porqué no quitarme los otros estorbos que esta relación me dio.

Uno de los grandes males de nuestra sociedad actual es el deseo de vivir la vida loca sin pensar en las consecuencias  de los actos ni en el daño a terceros.

Si algo es claro es que hombres y mujeres  no somos iguales, pero sí­ tenemos los mismos derechos y obligaciones. Sin embargo esas diferencias nos hacen socialmente también diferentes y así­ como no creo que un hijo criado con uno solo de los dos padres no extrañe al otro tampoco considero que debamos dejarnos  ir legalmente  por la emoción de las oportunidades, que nos llevarán pronto a aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, los divorcios de los hijos y el abandono de los ancianos.

Tampoco creo que Sakineh  en Irán,  deba ser condenada a muerte por lapidación porque supuestamente habí­a mantenido relaciones con otros hombres, a pesar de que su marido habí­a fallecido años atrás, pero sí­ considero debemos volver los ojos a los valores morales y encauzar la vida sobre una ví­a  de  respeto a nosotros y a los otros.