Aceh es una lección para Haití­


La reconstrucción de Aceh es un ejemplo en Haití­. AFP PHOTO / STAN HONDA

A pesar de la destrucción provocada por el violento terremoto del 12 de enero, Haití­ puede mirar hacia el futuro con esperanza inspirándose en la reconstrucción de la provincia indonesia de Aceh después del tsunami de 2004, una catástrofe de similar magnitud.


La ciudad de Puerto Prí­ncipe presenta muchos parecidos con Banda Aceh después de la Navidad de 2004: las viviendas se derrumbaron, las infraestructuras fueron destruidas y casi 170.000 personas murieron, según el último balance provisorio.

La emoción y la movilización internacional recuerdan también el enorme impulso de solidaridad que se propagó en el mundo, aterrado ante las gigantescas olas que devastaron las costas de Asia.

Sin embargo, al visitar Aceh cinco años después, es difí­cil imaginar que entonces la ciudad parecí­a un campo de batalla.

Numerosos habitantes de Aceh consideran que sus condiciones de vida son mejores actualmente que antes del tsunami. «Todo no es perfecto, pero las casas, las escuelas y las rutas son nuevas y están en buen estado. Los servicios también han mejorado», dijo Jairani Arifin, que dirige una asociación de mujeres en Banda Aceh.

La catástrofe también trajo la paz, porque obligó a los beligerantes en el conflicto separatista que ensangrentaba a Aceh desde hací­a 29 años a abandonar las armas para declarar la unión sagrada y participar en las obras.

A pesar de un comienzo caótico, «la reconstrucción de Aceh puede ser considerada como un éxito, que podrí­a servir de modelo para futuros desastres de gran envergadura», sostuvo Iskandar, uno de los responsables del seguimiento de las operaciones luego del tsunami.

Para numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG), las experiencias de Aceh también son muy útiles para lanzar la recuperación de Puerto Prí­ncipe.

La prioridad es garantizar la financiación a largo plazo. En Aceh, las sumas adjudicadas fueron enormes: más de 6.700 millones de dólares en cinco años. Esto permitió construir más de 140.000 casas, 1.759 establecimientos escolares, 363 puentes y 13 aeropuertos.

No obstante, para que la ayuda sea eficaz, debe estar bien organizada. «En este tipo de catástrofe, la coordinación es una de las condiciones del éxito», destacó Rod Volway, de Mercy Corps, una ONG que sigue presente en Aceh.

El gobierno indonesio, que querí­a controlar muy de cerca las operaciones, creó para ello, a principios de 2005, la Agencia de Rehabilitación y Reconstrucción. Esta institución estaba encargada de autorizar y controlar miles de proyectos iniciados por cientos de ONG»s, organismos de la ONU o de otros paí­ses, así­ como los servicios del Estado.

Con el tiempo, esta centralización fue considerada eficaz, aunque provocó tensiones con las ONG»s, problemas administrativos y acusaciones de corrupción.

El primer ministro haitiano Jean-Max Bellerive afirmó esta semana «el liderazgo» de su gobierno en la reconstrucción. Pero la tarea se anuncia más peligrosa que en Indonesia, donde la capital no habí­a sido afectada y cuya administración era más sólida.

Los haitianos también deberán armarse de paciencia. En Aceh, sólo 10% de las viviendas habí­an sido reconstruidas un año después del desastre debido a la dificultad de lanzar las obras (falta de equipos, lentitud de la financiación, problemas hipotecarios).

Además de la reconstrucción, la otra prioridad «debe ser proporcionar lo antes posible proyectos de vida» a los supervivientes, señala Rod Volway. En Aceh, algunas ONG»s ofrecieron barcos a los pescadores, mientras que la UNICEF formaba a 7.000 docentes.