La posibilidad de participación de las mujeres en la esfera política y su derecho a ser elegidas deben ser garantizados no solamente a través de discursos o principios, sino también a través de mecanismos políticos concretos. El sistema de cuotas es un mecanismo de acción positiva utilizado para garantizar la efectiva integración de las mujeres a los organismos de decisión de cualquier agrupación de poder. Representan un medio para reorientar y compensar la subrepresentación de las mujeres, estadísticamente demostrable.
En el ámbito político, las cuotas son consideradas mecanismos o estrategias que se utilizan frente a la existencia de situaciones de discriminación y que tratan a corto plazo de mejorar la participación y, por consiguiente, la representación de las mujeres en las organizaciones políticas y en las instituciones del Estado. En la práctica, las cuotas constituyen un medio de aumentar rápidamente el número de mujeres en los casos donde, sin la cuota, estarían ausentes o tan poco numerosas que no estarían en condición de ejercer una influencia política.
En este sentido, fue en el transcurso de los años 70 que se inicia a implementar en los países nórdicos el sistema de cuotas, con efectos impresionantes a favor de las mujeres. En las décadas que han seguido, numerosos países y partidos políticos, en distintas latitudes, han adoptado el sistema de cuotas dentro de sus legislaciones nacionales o estatutos internos. Coincidentemente, los países con sistemas de cuotas o con algún tipo de acciones afirmativas son los que se encuentran en las posiciones más altas del Cuadro de Participación Política de las Mujeres y del índice de Potenciación de Género de las Naciones Unidas a nivel mundial.
Las cuotas deben ir acompañadas por otros mecanismos tendientes a mejorar el liderazgo político de las mujeres. La cuota, debidamente aplicada, garantiza un número de mujeres, lo cual es muy importante pero no suficiente. Si bien las mujeres pueden exigir la cuota para mejorar su participación cuantitativa, ella sola no basta. Por tanto, son necesarios varios mecanismos que permitan una incorporación real de las mujeres a la vida política.
En Guatemala, no solamente es necesaria la cuota, sino también es fundamental entender que para que ésta funcione adecuadamente deben modificarse otras prácticas y leyes que limitan la participación política de las mujeres. A continuación los principales temas que no deben dejarse fuera en una futura reforma electoral: 1. Asegurar que la reforma incorpore la paridad o las cuotas de representación política que permitan la representación equilibrada entre hombres y mujeres. 2. Asegurar que el financiamiento de Partidos Políticos tienda a aumentar para evitar campañas millonarias que excluyen de entrada a las mujeres, quienes tienen menos acceso a recursos. 3. Explicitar que un porcentaje determinado del financiamiento a los partidos vaya directamente a las secretarías de la mujer de los partidos políticos y a las candidatas mujeres. 4. Promover medidas legislativas y administrativas que aseguren la paridad a nivel de los cargos de designación a nivel del Ejecutivo. 5. Implementación de campañas para incentivar las candidaturas de mujeres a puestos de representación política y la concientización de la población sobre el problema de la exclusión.