Acaloradas discusiones en Kabul


Vigilancia. Soldados afganos realizan guardia alrededor de la sede de la discusión sobre la situación de Afganistán.

Jefes de tribus, lí­deres religiosos y polí­ticos de Afganistán y Pakistán se reunieron hoy en Kabul en una atmósfera acalorada para discutir sobre la erradicación de los talibanes y de Al Qaeda en ambos paí­ses, en la segunda jornada de la «Jirga por la paz».


El diputado afgano Sardar Mohammad Rehman Ogholi acusó a Pakistán. «Nadie puede negar que los terroristas se encuentran en las zonas tribales de Pakistán (a lo largo de la frontera)», afirmó ante los asistentes en la asamblea.

«También está claro que son huéspedes indeseables», precisó, insistiendo en que hay que exigir su partida.

Pero un jefe de una tribu del norte de Pakistán y ex diputado, Malik Fazel Manaan Mohmand Kudajel, le respondió que esta «jirga» (asamblea) sólo tendrá éxito si se enfrenta «al verdadero problema», que a su entender es «la presencia de las tropas estadounidenses y de la OTAN lo que provocó la inseguridad».

«Â¿De dónde vinieron? ¿Quién los arrastró? ¿Quién les dio armas? ¡Bush y los norteamericanos! Después de haber vencido a los rusos, ahora tenemos que alejar a los estadounidenses, para salvar nuestros hogares», afirmó.

Por su parte, el jefe del Partido Nacional Awami (izquierda paquistaní­), Mahmood Jan Ashakzai, protestó contra el ciclo de violencia engendrado por el terror de los talibanes y de sus aliados de Al Qaeda, así­ como por la respuesta militar paquistaní­.

«Hay cuotas para cazar a los animales salvajes, pero no hay para los seres humanos», exclamó.

Unos 70 representantes de las tribus y religiosos paquistaní­es de las zonas fronterizas del Waziristán del Norte y del Sur, así­ como los diputados de un partido radical partidario de los talibanes, no quisieron asistir a esta reunión.

Muchos de ellos consideran que la misma no tienen ninguna probabilidad de tener éxito sin la participación de los talibanes.

En lugar de echarse la culpa mutuamente, algunos participantes pidieron unificar los medios de lucha. Entre ellos se encontraba una de las pocas mujeres presentes, la diputada afgana Shukria Barakzai.

«Nosotros compartimos un libro, el Corán, una religión y un idioma. Nunca nos hemos enfrentado por esas cuestiones. Ahora debemos unir nuestras manos para resolver los problemas. Hablemos de paz», pidió a sus colegas, que tienen hasta el domingo para hacerlo.

Después de 22 intervenciones programadas desde el jueves, cuando comenzó la jirga, supuestamente destinada a acercar las posiciones de los dos vecinos, que tienen una historia de relaciones tempestuosas, se reunirán los grupos de trabajo.

Fuertes combates

Habitantes de aldeas en el oeste de Afganistán expulsaron a los talibanes de su región hoy, en una serie de combates que arrojaron como saldo mortal cinco islamistas y dos civiles, mientras que un soldado de la OTAN murió en el sur, informaron fuentes oficiales.

Los ataques se produjeron al mismo tiempo que el ejército estadounidense informaba que tropas afganas y de la coalición hicieron frente a una gran emboscada el jueves, en la que murieron al menos 10 combatientes rebeldes.

Decenas de militantes talibanes atacaron el pueblo de Nal, en la provincia occidental de Farah, informó el jefe policial Abdul Rehman Sarjang a la AFP.