Unas 16 personas entre los 60 y 80 años, en su mayoría mujeres, han sido detenidas en lo que va del año en Santiago, al descubrirse que eran contratadas por narcotraficantes como distribuidoras de droga en sus respectivas localidades, y así evitar las sospechas de la Policía.
La mayoría vive en zonas oprimidas de la ciudad. Al ser descubiertas, no se oponen a su detención y, al ser procesadas por la justicia, prometen no volver a delinquir, algo que la mayoría cumple, dijo al diario El Mercurio el jefe del Departamento de Inteligencia de Antinarcóticos, Claudio Salazar.
«Quienes financian las operaciones contratan a los adultos mayores porque éstos no corresponden a los estándares policiales que caracterizan a un delincuente y porque cuentan con el apoyo de sus vecinos», comentó.
«En lo poco que va de este año hemos atrapado a 16 personas de la tercera edad, por tráfico o microtráfico», añadió Salazar.
Entre las detenidas figuran «Las abuelitas de Providencia» (nombre de la comuna en la que viven), como denominó la Policía a dos amigas de 72 y 79 años que compartían una casa y a las que se les halló 2 kilos de cocaína y 38 millones de pesos (unos 80.000 dólares).
La mayoría de ellas, dice la Policía, no tiene antecedentes judiciales y los narcotraficantes aprovechan que son personas sin una buena pensión, jubilados o que no tienen posibilidades de conseguir un trabajo debido a su edad.
«El tráfico de drogas los ayuda a salir de la pobreza y a tener recursos para vivir. Los vecinos no los denuncian porque saben que los dejarían en situaciones precarias», añade el oficial Salazar.