El ministerio francés de Inmigración abrió el lunes un «gran debate sobre la identidad nacional» al que invitó a las «fuerzas vivas» locales y que apoya una mayoría de franceses, pese al rechazo de la izquierda y de la ultraderecha que lo calificó de «estafa electoralista».
El ministerio de Inmigración emitió un comunicado anunciando que su titular, Eric Besson «abrió el lunes 2 de noviembre de 2009 el gran debate sobre la identidad nacional que se prolongará hasta el 31 de enero de 2009».
Ese «gran debate debe favorecer la construcción de una visión más compartida de lo que hoy es la identidad nacional», precisó el mismo comunicado.
«También debe permitir, a partir de las primeras posiciones a debatir y las contribuciones de los participantes, la elaboración de acciones que permitan consolidar nuestra identidad nacional y reafirmar los valores republicanos y el orgullo del ser francés», indicó el ministerio de Inmigración.
Sin embargo, las prefecturas (capitales de departamento) y las subprefecturas, que deberán animar el debate, recién estaban recibiendo el lunes una «circular» ministerial con las líneas generales de trabajo.
Al «gran debate sobre la identidad nacional» están invitadas las «fuerzas vivas», es decir responsables locales, asociaciones, docentes, alumnos, organizaciones sindicales, patronales, religiosas y patrióticas.
Francia está dividida en 100 departamentos, cuatro de ellos de ultramar.
Los encargados de animar dichos debates serán los miembros del cuerpo electoral local y los parlamentarios nacionales y europeos que lo deseen.
Al fundamentar el lanzamiento de este debate, Eric Besson había afirmado días atrás que «es necesario reafirmar los valores de la identidad nacional y el orgullo de ser francés». Según el ministro, que fue un alto dirigente del opositor Partido Socialista francés que en 2007 se pasó a las filas del gobierno del derechista Nicolas Sarkozy, «sería bueno que los jóvenes franceses tengan una vez por año la ocasión de cantar la Marsellesa».
Cuando faltan seis meses para unas reñidas elecciones regionales, el gobierno francés se apoderó así de un tema predilecto de la extrema derecha.
«El presidente de la República usa este debate para intentar unir a una mayoría (ndlr: de derecha), pero no tiene ninguna voluntad de interesarse en la verdadera crisis de identidad que sacude a nuestro país», afirmó el lunes la vicepresidenta del Frente Nacional (FN, ultraderecha), Marine Le Pen.
La dirigente del FN, que en las pasadas elecciones presidenciales de 2007 se derrumbó al 4,3% del electorado en beneficio de la candidatura de Sarkozy, consideró que la iniciativa del gobierno es una «estafa electoralista», de cara a las regionales de marzo de 2010.
La semana pasada, la hija de Jean Marie Le Pen, intentó poner al gobierno en aprietos y pidió una entrevista con Sarkozy para presentarle una propuesta de su partido. Hasta ahora se desconoce públicamente una respuesta.
La oposición de izquierda, con algunas excepciones, rechazó la iniciativa pues la considera «peligrosa». El diputado socialista Pierre Moscovici afirmó el lunes que es un debate «profundamente malsano» y una «grosera maniobra de distracción» electoral.
En cambio, la ex candidata a la presidencia, Segolene Royal, llamó a «no rechazar» este debate. Las conclusiones serán presentadas por Eric Besson el 4 de febrero de 2010, un mes antes de la cita electoral regional.
Según diversas encuestas publicadas el fin de semana, más del 60% de los franceses aprueban este debate, que recibe el apoyo del 72% de los votantes de derecha y el 50% de quienes apoyan a la izquierda.