Abren debate sobre celibato de sacerdotes tras escándalo de pedofilia


Voces discordantes en el seno de la Iglesia Católica belga abrieron el debate sobre el celibato de los sacerdotes, un principio sobre el que el Vaticano se mantiene firme pero que es cuestionado por muchos fieles, tras el escándalo de pedofilia que salpicó a la institución.


Dos obispos belgas abogaron por un replanteamiento de la obligatoriedad del celibato, señalado como una de las causas de la pedofilia, un fenómeno que se ha dado en «todas las congregaciones» religiosas del paí­s en alguna ocasión en los últimos 50 años, según un reciente informe.

«Creo que la Iglesia debe examinar si conviene conservar el carácter obligatorio del celibato», declaró el viernes el obispo de Brujas (oeste), Jozef De Kesel.

«Hay sacerdotes solteros pero también deberí­an poder convertirse en religiosos las personas a las que les es humanamente imposible respetar» el celibato, según el obispo, sucesor de Roger Vangheluwe, quien dimitió en abril tras reconocer haber abusado sexualmente de su sobrino menor.

Tachando de «inútil» ese principio, otro obispo, Patrick Hoogmartens, opinó el lunes que «no serí­a estúpido que los hombres casados pudieran llegar a ser sacerdotes».

La Conferencia Episcopal belga pese a «tomar nota» de las propuestas de Kesel, señaló que no se trata de un debate prioritario y que en cualquier caso es la Iglesia católica universal la encargada de iniciarlo.

El papa Benedicto XVI es un gran defensor del carácter «sagrado» del celibato de los sacerdotes, que el pasado junio calificó de «mejor antí­doto» contra el pecado.

En Bélgica, un paí­s con una gran tradición católica que se seculariza rápidamente, un sondeo reveló en enero que el 69% de los belgas es favorable a que los religiosos puedan casarse, una cifra que se eleva al 73% entre los católicos.

La cuestión resurgió con la publicación, el 10 de septiembre, de un demoledor informe que reveló más de un centenar de testimonios de ví­ctimas de abusos sexuales por parte de eclesiásticos entre los años 1950 y 1980, principalmente.

Pero el jefe de la Iglesia belga, André-Joseph Leonard, un conservador, afirma tener sus argumentos para repudiar la idea de levantar el celibato entre los sacerdotes católicos.

Impuesto desde el siglo XII para responder a las derivas sexuales de muchos de ellos, el celibato no se aplica por ejemplo a otras corrientes cristianas, como los anglicanos, quienes pueden contraer matrimonio.

«Si razonáramos así­, deberí­amos concluir que también hay que suprimir el matrimonio puesto que la mayorí­a de casos (de pedofilia) se producen dentro de las familias», lanzó el primado de Bélgica.

Una opinión no compartida por Gabriel Ringlet, escritor e influyente personalidad católica en Bélgica, que señala la soledad y la «inmadurez» sexual de los eclesiásticos.

«Se debe debatir el modo de vida de los sacerdotes, cómo son reclutados, su aislamiento respecto al resto del mundo, las relaciones con la autoridad», explica a la AFP Ringlet.

Para Louis-Leon Christians, profesor de derecho canónico en la Universidad Católica de Lovaina, «es difí­cil pensar que la derogación del celibato resuelva algo. Y aunque hablemos de ello en Bélgica, es competencia del Papa», admite.