Abogado teme que estadounidense pueda suicidarse en Cuba


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La esposa y el abogado del estadounidense Alan Gross aseguraron hoy que temen que el excontratista norteamericano preso en Cuba tome una medida «drástica» y ponga «fin a su vida» debido a su confinamiento en la isla.

La Habana, Agencia dpa

«Estoy extremadamente preocupada de que Alan pueda hacer algo drástico ahora que su madre ha muerto», señaló en un comunicado Judy Gross, tras visitar a su esposo en la cárcel en La Habana.

   La madre de Gross, condenado a 15 años de prisión en Cuba, murió la semana pasada debido a un cáncer. La familia deploró públicamente que la mujer no pudiese ver a su hijo antes de morir y pidió en vano que a Gross se le concediera un permiso para asistir a su funeral.

   Gross, un cooperante norteamericano de 65 años, fue detenido en diciembre de 2009 tras llevar a Cuba sofisticados equipos de telecomunicaciones prohibidos en la isla, y fue condenado después a cárcel por delitos contra la seguridad del Estado.

   La Habana lo acusa de planes para apoyar a la proscrita oposición de la isla. Estados Unidos niega ese extremo y exige su puesta en libertad.        «Estoy extremadamente preocupado de que Alan esté cada día más desesperado», señaló en el comunicado de hoy uno de sus abogados, Scott Gilbert. «Ambos gobiernos (de Cuba y Estados Unidos) deben saber que Alan planea poner fin a su vida como una forma de terminar esta agonía», aseguró.

   Gross inició en abril una huelga de hambre para exigir un acuerdo entre Washington y La Habana que le permita salir de la cárcel. El ex contratista estadounidense señaló luego que puso fin a la medida de fuerza después de que su madre se lo pidiera.

   Gross rechaza los cargos que se le imputaron y sostiene y que los equipos que llevaba a Cuba estaban destinados a mejorar el acceso a Internet para la comunidad judía en la isla.

   El cooperante, que trabajaba como contratista de la agencia de desarrollo estadounidense USAID al momento de su detención, responsabiliza a los gobiernos de Washington y La Habana, enemistados desde hace más de medio siglo, de su situación.

   Su esposa pidió hoy otra vez al presidente Barack Obama que haga todo lo posible para conseguir su liberación.