Se atribuye a Virgilio la locución latina Ad Jove principium que quiere decir Comencemos por Júpiter, o lo que es lo mismo, empecemos por las cosas importantes y serias. Frase que se ajusta perfectamente al retorno a nuestras actividades laborales luego de unos días de merecido descanso.
Reordenémonos y focalicémonos en los objetivos que tenemos entre manos. Ni nos perdamos ni nos distraigamos en los artificios de la contemporaneidad. Es bien sabido que la red nos juega la vuelta con sus ofertas y no es cierto que seamos sujetos con capacidad «multitasking», debemos concentrarnos para rendir los mejores beneficios.
¿Recuerda el libro de Nicholas Carr, «Superficiales: Lo que Internet está haciendo a nuestros cerebros»? En él nos advierte del peligro de Internet y cómo esa presencia ubicua nos ha hecho daño al impedir concentrarnos y disminuir nuestra capacidad de análisis. En necesario, en consecuencia, aprender a moderarnos y volver a la antigua disciplina.
Augusto Comte lo entendía y por ello subrayaba la importancia del amor al trabajo, basado en el orden, sin el cual, explicaba, no puede haber progreso. Se trataría, si me lo permite, del poder de la inteligencia que ordena el caos.
Recientemente apareció publicado en The New York Times, un artículo firmado por el periodista norteamericanoThomas Friedman en el que se confirma lo dicho hasta ahora. En éste se destaca la importancia del orden o la estructura organizada de la mente en el mercado laboral actual. El columnista entrevista a Laszlo Bock, vicepresidente de Google, encargado de contrataciones de la empresa y se refiere al valor que tiene para ellos los sujetos con inteligencia estructurada.
No es que las habilidades específicas en materia tecnológica no sean por sí mismas fundamentales, dice, ni que los títulos no tengan valor. Google, sin embargo, valora de manera especial las habilidades cognitivas, el arte de aprender y resolver problemas.
«Se trata de la destreza de pensar lógica y formalmente, de una manera estructurada». Pero ese tipo de conocimiento no se deriva de un título en ciencias de la computación. «Yo hice estudios de estadística en la universidad (en la escuela de negocios) y esto transformó mi carrera. El entrenamiento analítico ofrece las herramientas que hacen la diferencia y te hacen diferente del resto de personas en el mercado laboral», dice Bock.
Volvamos, entonces, al principio, Ab ovo, y esforcémonos por reordenarnos ahora que retornamos al trabajo. Seamos creativos, pongamos empeño en lo que hacemos, pero sobre todo, tengamos las cosas en su lugar. Creo que es una buena forma de recomenzar nuestra actividad profesional.