A ver si como roncan


El grupo más activo en la promoción de la Ley de Acceso a la Información fue Acción Ciudadana que habí­a recibido fuertes donaciones internacionales para impulsar esa iniciativa. Siendo que una de las funciones que más publicita esa entidad es la de la transparencia, porque también reciben dinero de Transparencia Internacional, es de esperar que ahora que ha sido aprobada la ley los expertos y técnicos de esa ONG puedan demostrar que pueden ir más allá de la publicidad y convertirse realmente en una especie de contralorí­a extraoficial para mantener al dí­a la auditorí­a de las cuentas públicas.


Todos los ciudadanos tendremos que entender que una ley como la aprobada es importante en la medida en que le demos vida con su constante ejercicio pero obviamente quienes han hecho de la aprobación de la norma una especie de forma de vida, tienen que convertirse en abanderados de la acción y ser los que pongan la pica en Flandes cada vez que sea necesario.

Porque de lo contrario resultará que hubo mucha bulla y pocas nueces en esto del acceso a la información. El colega Mario Cordero nos decí­a ayer que no por tener información vamos a ser sabios, porque navegar en ese mundo de datos que es la administración pública no es cosa fácil ni la puede hacer cualquiera. Se requiere de alguna preparación especial y entendimiento de los entretelones del poder para sacarle provecho a una ley como ésta y qué mejor que nos den el ejemplo los que más la promovieron y los que tuvieron abundantes recursos económicos en el empeño.

Y por cierto que dentro del acceso a la información es importante destacar que no sólo las entidades públicas deben acatar la norma, sino aquellas que funcionan con donaciones extranjeras porque una de las fuentes de corrupción en el paí­s ha sido el manejo impropio de las ONGs. Por ello es que nosotros apelamos ahora a la experiencia y la expresada vocación de Acción Ciudadana de trabajar en contra de la corrupción para que nos vaya marcando la pauta de cómo proceder efectivamente y no con acciones de fachada como terminó siendo la famosa lí­nea telefónica para atender denuncias de corrupción que nunca fueron atendidas ni mucho menos perseguidas. Y es que hay que entender que parte de la corrupción está en el cacareo de acciones supuestamente llamadas a la probidad pero que en la práctica no sirven para nada, porque ellas son las que al final de cuentas frustran a la población. Está, pues, servida la mesa para que nos den ejemplo y marquen pauta. Ojalá lo puedan y sepan hacer.