A VECES SE GANA PERDIENDO



Cierto hombre se encontraba examinando un terreno que acababa de comprar, cuando se le acercó vociferando agriamente el campesino que serí­a su vecino, diciéndole que con la compra de ese terreno también estaba adquiriendo un problema judicial.

Esto se debí­a a que según él, uno de los postes que delimitaban la nueva propiedad estaba dentro de su territorio.

El campesino con ánimo belicoso le señalaba cuál era la diferencia en las medidas.

Muy bien, respondió el recién llegado con toda calma, pongamos entonces el poste donde debe estar. Yo no dudo de usted.

Y uniendo la acción con las palabras, lo puso donde el agricultor le habí­a indicado. Desconcertado ante la inesperada reacción de su nuevo vecino, el campesino dijo tartamudeando:

Bueno, creo que es mejor dejar el poste donde estaba. No vale la pena pelear por unas varas de tierra.

Uno de los dos hombres podrí­a perder, pero espiritualmente habí­an ganado mucho porque a veces perder algo material significa ganar cosas más importantes para el alma, como lo es la amistad que surgió entre ellos.

La prudencia indica que hay que saber perder para poder ganar.