El alza permanente de los precios del petróleo en los mercados internacionales, que el miércoles alcanzó un nuevo precio récord de ciento quince dólares por barril, con sus efectos devastadores en las débiles economías como la de Guatemala, tiene al borde de la desesperación a los consumidores que han perdido ostensiblemente su capacidad de compra.
Hasta el momento, el gobierno del presidente Colom no ha hecho ninguna propuesta viable y técnicamente sostenible para paliar la crisis, no obstante, que hace precisamente ocho días anunció con bombos y platillos que le apostaba a los precios de topes de los productos de la canasta básica, subsidios y bonos salariales para aliviar la capacidad adquisitiva, ya en franco deterioro, de los guatemaltecos.
Ante la avalancha de muestras de rechazo que produjo al día siguiente el anuncio oficial, sus portavoces recibieron casi inmediatamente instrucciones de retractarse, después de sostener una reunión con los señores de la cúpula empresarial, encabezada por el recién estrenado presidente del CACIF, José Pivaral, a quienes no les pareció dichas medidas económicas que el presidente Colom daría a conocer el pasado domingo en cadena de radio y televisión.
Colom, reculó en menos de 24 horas, profundizando mucho más la incertidumbre que priva dentro de la población guatemalteca que a ocho días de ese frustrado anuncio desconoce aún lo que hará el gobierno de la UNE para aliviar la economía familiar, principalmente de aquellos guatemaltecos que subsisten con el salario mínimo y que son su principal capital electoral, al declararse en la toma de posesión «el presidente de los pobres».
Colom ordena a sus ministros no hablar
No obstante que se anunció que el presidente Colom ya no hablaría en cadena de radio y televisión, contrató espacio en los medios electrónicos el día domingo, tal como lo tenía previsto para referirse a las medidas inmediatas que implementaría, pero solo habló de fomentar el ahorro, readecuar el presupuesto en más de Q1,400 millones y buscar pactos de solidaridad, lo cual trae a colación la convocatoria al gran diálogo nacional que parece su suerte estar echada.
En una decisión ejecutiva que no contribuye en nada a la transparencia, el presidente Colom prohibió a sus ministros de Estado dar declaraciones a los medios de comunicación, respecto a las medidas económicas que aun están bajo discusión para paliar la crisis económica, agravada por el encarecimiento del petróleo y los signos de recesión en los Estados Unidos.
Esa decisión además de desgastante es infantil, porque de todas maneras los funcionarios iban a ser interrogados sobre ese mismo tema en el Congreso de la República, donde capitanea el trabajo de fiscalización la bancada patriota.
Poca fiscalización en el Congreso de la República
Efectivamente, el martes, los ministros de Gobernación, Vinicio Gómez y Defensa Nacional, Marco Tulio García pasaron un mal rato en la bancada patriota, cuando la diputada Roxana Baldetti los orilló de tal manera que reconocieron que la falta de recursos impedía cumplir con el Plan de los Cien Días. Este último dejó mal parado a su comandante general, cuando afirmó que él le pidió los recursos, pero que Colom no se los dio.
A ningún otro bloque legislativo le parece interesar contarle las costillas al Plan de los Cien Días, cuyo plazo perentorio vence el 24 de abril. Para hoy, los patriotas, tenían previsto entrevistar a los ministros de Educación y Salud y el viernes a los ministros de Agricultura y Finanzas. La próxima semana darán a conocer a la ciudadanía sus conclusiones sobre el cumplimiento de dicho plan que Baldetti afirma que solo enumera buenas intenciones.
Aumento a la bonificación
En el Congreso de la República, ante la ausencia de políticas públicas promovidas por el Ejecutivo, se discutió la necesidad de aprobar algunos paliativos para aliviar el bolsillo de los guatemaltecos, pero ninguno de ellos logró captar la atención de los bloques mayoritarios, encabezados por la UNE que calificaron las ponencias de «populistas».
El presidente de la comisión de Energía, el diputado Alejandro Sinibaldi elevó al pleno la iniciativa de ley para bajar el Impuesto a la Distribución del Petróleo que grava por ejemplo solo a la gasolina súper en Q4.70 y eliminar el IVA a la importación de los hidrocarburos, pero no tuvo eco en el resto de bancadas, porque costaba al Estado Q3 mil millones.
Igual suerte corrió la iniciativa del diputado Manuel Baldizón de aumentar las jubilaciones a las clases pasivas del Estado porque debía incluirse a todos y costaba al Estado alrededor de Q2 mil millones.
El martes, también se planteó aumentar la bonificación a todos los asalariados de Q250 a Q500, pero igual, fue enviada a la comisión, donde dormirá el sueño de los justos. Fue en el gobierno de Portillo cuando esta bonificación fue revisada y aumentada de Q50 a Q250 y cuando se produjeron cinco aumentos a los salarios mínimos, congelados hasta la fecha.
Irónicamente, el miércoles fue conocido en segundo debate, un proyecto de decreto que autoriza la emisión de billetes de mayor denominación. Q200, Q500 y Q1,000, cuando en el bolsillo de los asalariados los billetes de Q100 y Q50 solo los pueden ver durante las quincenas o finales de mes, dependiendo la forma de pago de su sueldo.
Más impuestos
Mientras trascienden las medidas económicas del presidente Colom, se afirma que la próxima semana, el Ejecutivo enviará al Congreso de la República un nuevo proyecto de reforma fiscal. El anuncio ha sido recibido con cautela en el Organismo Legislativo porque es evidente que la ponencia será embestida por algunos bloques de la oposición, incluso entre las corrientes del bloque oficial que ven como un suicidio político castigar más el ingreso de los guatemaltecos.