A tres meses de liberación, íngrid prepara fundación


íTres meses después de liberada, la ex rehén de las FARC y ex candidata a la presidencia de Colombia, íngrid Betancourt, anunció el lanzamiento de una fundación por los derechos humanos, de contornos aún imprecisos, y afirmó que no quiere volver a hacer polí­tica en su paí­s.


Betancourt tiene como «obsesión prioritaria» la liberación de unos treinta compañeros de cautiverio, indicó uno de sus asesores.

Se calcula que en Colombia, donde además de las guerrillas izquierdistas operan paramilitares de extrema derecha y bandas de narcotrafricantes, hay unos 3 mil secuestrados, 700 de ellos en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (comunistas).

La fundación tendrá como objetivo «dar instrumentos para actuar en situación de crisis, actuar por la libertad, en defensa de los Derechos Humanos y actuar por un mundo diferente», dijo la propia Betancourt la semana pasada en Madrid.

Después de seis años de cautiverio en las selvas colombianas, Betancourt consideró que «desde fuera» de Colombia puede «ayudar mucho más con la reflexión, con una perspectiva diferente».

«No quiero volver a hacer polí­tica», enfatizó la ex rehén.

La campaña por su liberación, que durante seis años impulsaron los comités de solidaridad, movilizando a la opinión pública y a dirigentes y personalidades del ámbito internacional, la transformó en un í­dolo viviente.

La campaña, sobre todo en Francia, insistió en el aspecto humanitario y el sufrimiento de su familia, sobre todo de sus hijos adolescentes,

Seis meses antes de su rescate por un comando militar colombiano, la fotografí­a entregada por la guerrilla como prueba de vida, donde aparece con muy mal aspecto, sirvió para lanzar todo tipo de rumores sobre su salud e incluso sobre su muerte.

Las especulaciones sobre su eventual e inminente liberación prepararon el despliegue mediático sin precedentes desencadenado cuando ésta realmente se produjo, el 2 de julio.

En Francia, donde el presidente Nicolas Sarkozy convirtió a la liberación de la franco-colombiana en una prioridad de su gobierno, y donde tení­an su sede los poderosos lobbys que llegaron a ser los comités Betancourt, la llegada de la ex rehén se convirtió en una apoteosis.

Después de ser recibida por el mandatario en persona al pie de la escalerilla del avión oficial francés que la trajo desde Colombia apenas liberada, Ingrid Betancourt habrí­a de ocupar durante semanas importantes espacios en todos los medios de difusión.