No se puede gobernar a tontas y a locas sin que se tengan malas consecuencias para el país; entre otras, ingobernabilidad, falta de coordinación, ausencia de certeza jurídica, daños y perjuicios. No se necesita ser un connotado jurista para comprender que una nueva norma o modificación a otra debe sufrir un proceso porque cuando este se omite ya fuera por intereses creados, falta de experiencia o de conocimientos, en vez de satisfacer el objetivo que se persigue, los efectos contrarios son manifiestos.
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Hasta la semana pasada, el ejemplo que demostraba lo anterior, era la disposición de obligar a los motoristas a utilizar un chaleco con los colores del partido oficial sin que a la fecha surtiera los efectos esperados y ahora, con el Decreto 15-2014 “Ley preventiva de hechos colectivos de tránsito” todo parece indicar similares resultados.
¿Por qué lo aseguro? Si se lee con detenimiento la referida disposición se comprueba que no indica quién o quiénes serán los responsables de velar por las buenas intenciones de prevenir accidentes, como de sancionar a los responsables de que ocurran, tratándose de vehículos de transporte de carga pesada, colectivos urbanos, extraurbanos o escolares. Ahora bien, si la responsabilidad recaerá en la corporación municipal de los municipios que ejercen el control del tránsito, ¿quién asegura que a los alcaldes, como al metropolitano, les siga viniendo del norte tal obligación, como ha ocurrido con los chalecos antes mencionados?
Pasando a otro tema, siempre hablando de la necesidad porque los gobiernos eviten tomar decisiones a tontas y a locas, me refiero a las intenciones anunciadas de la semana pasada del Ministro de Gobernación sobre crear la Unidad de Estadísticas Criminales y Análisis Estratégico para consolidar e institucionalizar los datos de la violencia homicida. Al respecto, si lo que se persigue es evitar que se produzcan y divulguen datos sin contar con análisis e informaciones basadas en un sistema o fuente confiable aplaudo la decisión pero, ¿no sería mejor analizar y tomar las medidas necesarias para que todo ello lo realice una entidad técnica y especializada, como es el Instituto Nacional de la Estadística? Digo lo anterior, ¿porque si para cada problema van a seguirse montando más unidades, comisiones o dependencias en la ya de por sí monstruosa burocracia gubernamental, adónde vamos ir a parar? A lo anterior hay que agregar, que a estas alturas nuestro país todavía no cuenta con un registro estadístico confiable sobre la ocurrencia de accidentes de tránsito de vehículos automotores, lo que provoca que ese problema siga siendo dejado de lado por nuestras autoridades, importándoles poco sus terribles daños y perjuicios ocasionados a través de los años.