A sus 75 años Fernando Arrabal, el gran transgresor


Fernando Arrabal, uno de los dramaturgos más innovadores de las últimas décadas.

Fernando Arrabal (1932) recién cumplió 75 años en el pasado agosto. Es un escritor español, pero que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Parí­s. Talvez por esta razón no es muy conocido en los ámbitos hispanohablantes, sobre todo en Latinoamérica.


En Arrabal, se encuentra la cumbre del teatro vanguardista: la transgresión de Jarry, el humanismo del Absurdo, la violencia de Artaud y la vitalidad de las tendencias de los últimos años.

En Arrabal, las obras de teatro adquieren un tinte violento; sin embargo, pese a la creencia popular, ésta sólo es la representación cotidiana de un mundo violento, el nuestro, en el que vivimos.

Asistir a una obra de este autor, se convierte en una experiencia con un teatro simbólico, surrealista y oní­rico. Es fácil advertir las inversiones de valores (los malos son los buenos, y viceversa), pero no por rebeldí­a, sino para hallar la bondad en todo el mundo.

El lenguaje

Uno de sus mayores aportes se constituye en la transgresión del lenguaje, al estilo de Alfred Jarry. Sin embargo, Arrabal le da un toque poético, aunque le invierta los valores. Por ejemplo: «El mar palpita en sus labios y el alba se transparenta en sus ojos desnudando su ternura.» «Discúlpeme. Querí­a ser la orilla de su soledad y de su pena. Sólo intentaré darle gusto.»

Pese a que a veces utilice frases grotescas, todo parece tener una armoní­a poética:

«No me hable. (Con suavidad.) No me haga romper el encanto, mueva sólo la cabeza para contestarme. Construiré copas de telas de araña para su pubis y lirios de hierro para sus labios entreabiertos. (La peina con cuidado) ¿Lo hago bien? […] Déjeme que la coloque como quiera, que conserve el planeta distante y el ojo de pez que asoma tras la timidez de las manos. […] No rompa el encanto. No diga nada. No diga nada. Una inmensa mariposa aspira a su boca, una flor tranquila. […] Déjeme ver su lengua cómo surge de la espuma y del calambre, y que provoque mi calambre y mi espuma.»

Definiciones

Fernando Arrabal es el autor de un teatro genial, brutal, sorprendente y gozosamente provocador.. Un potlatch dramatúrgico donde la chatarra de nuestras sociedades «avanzadas» se carboniza en la pista festiva de una revolución permanente. Hereda de la lucidez de un Kafka y del humor de un Jarry; por su violencia se aparenta a Sade o a Artaud. Pero es probablemente el único a haber llevado la irrisión tan lejos. Gozosamente lúdico rebelde y bohemio su obra es el sí­ndrome de nuestra época de alambradas: una forma de mantenerse alerta.

Dictionnaire des littératures de langue franí§aise.(Editions Bordas.)

¿Se ha vuelto Dios Loco?

Pieza en un acto

A partir de un objeto de Ipoustegui

PERSONAJES

El Actor A y La Actriz N

El Actor B y La Actriz M

El Actor A y La Actriz M tocan la flauta, acurrucados, como los encantadores de la India.

De la parte superior de la casa emergen, con mucha lentitud, un hombre y una mujer. El Actor B y La Actriz N.

Redoble de tambor procedente de la casa: A y M arrojan sus flautas por encima de la casa.

A y M se ponen de pie.

A y M se acercan a B y a N (que se encuentran en lo alto de la casa).

El Actor B se sube en los hombros del Actor A.

La Actriz N se sube en los hombros de La Actriz M.

Se divierten locamente.

En esta posición, El Actor B se dispone a abrazar a La Actriz N.

Toque de silbato procedente de la casa.

Lloran.

Redoble de tambor en el interior de la casa.

Los actores cambian de posición: A se sube sobre los de B, y M sobre los de N. Se divierten locamente.

El Actor A quiere abrazar a La Actriz M.

Toque de silbato de reprobación procedente de la casa.

Lloran.

Redoble de tambor; se bajan.

Los cuatro de pie. Rí­en. Saltan. Juguetean.

Toque de silbato reprobador. Dejan al instante de reí­r.

Caen al suelo. Lloran; intentan de verdad levantarse, se arrastran por el suelo.

La casa rí­e a carcajadas: la parte superior se levanta al ritmo de las carcajadas.

Toque de silbato. Dos trozos de la pared de la casa se despegan.

El Actor A y la Actriz N permanecen en el escenario sin poder levantarse, se arrastran como los cojos de las piernas, lloran, buscan a sus amigos.

Toque de silbato: dos flautas surgen de la casa.

El actor y la actriz las agarran: empiezan a tocar, acurrucados, como los encantadores de serpientes de la India, etc.

TELí“N

Parí­s, 1996.