Poca es la gente que puede sentirse en realidad satisfecha con la situación del Estado de Guatemala por el marcado deterioro de las instituciones que se achaca, con razón, a la actitud irresponsable y voraz de los grupos de poder que apenas si ven el derecho de su nariz y se corrompen con tal de alcanzar sus objetivos. Sin embargo la culpa no es exclusivamente de ellos, sino también de la sociedad que cada vez se muestra más apática e indiferente ante los procesos nacionales y simplemente se limita a irla pasando con la esperanza de que nunca le alcance el vendaval.
Los avances que hemos tenido en el plano político e institucional, sobre todo los derivados de la forma en que se acordó la paz a finales del siglo pasado, se desvanecen por la situación de fragilidad institucional que cobra su mayor relieve en la incapacidad de administrar justicia y aplicar la ley, creando un sistema de impunidad que se convierte en el vicio más visible de nuestra realidad.
Por ello es importante ver que distintos grupos de presión dentro de la sociedad se ponen de acuerdo para tener una mayor participación ahora que se vive el proceso de integración de las cortes de justicia, puesto que implica una participación más activa que es urgente si queremos propiciar cambios significativos para nuestro país. Desafortunadamente la lucha no será ni fácil ni corta, porque los grupos más tenebrosos se han enraizado en la institucionalidad nacional y costará muchísimo salir de ellos, pero al menos vemos que empieza a darse una toma de conciencia de la realidad para emprender un camino que le vaya poniendo fin a ese letargo colectivo.
Es natural que ahora sean apenas los grupos organizados los que se conviertan en punta de lanza de la participación ciudadana, pero sin duda que el ejemplo que vayan poniendo será muy útil e importante para que poco a poco toda la población principie a tomar conciencia de su enorme responsabilidad para construir un orden distinto, uno en el que para empezar funcionen adecuadamente las instituciones de justicia y se ponga fin a esa macabra impunidad que tanto daño nos hace de manera cotidiana.
Aplaudimos el esfuerzo que hacen los grupos organizados por tener una participación más directa y efectiva en la fiscalización del proceso que, en contra de los manifiestos deseos de transparencia de la población, realizan las comisiones postuladoras de candidatos a magistrados, entendiendo que su lucha será muy larga y compleja, que posiblemente se tengan que llevar algunos reveses, pero que al menos marca el inicio de una actitud distinta a la de secular indiferencia que nos ha caracterizado.