A romper la telaraña de la impunidad


En Guatemala es un secreto a voces que el crimen organizado, el narcotráfico y otros poderes paralelos han permeado las estructuras del Estado y del sistema de administración de justicia para mantener la impunidad.

Factor Méndez Doninelli

Bajo la mirada atenta de defensores y detractores, después de superar obstáculos, bloqueos y acciones legales para impedirlo, es la primera vez en la historia de Guatemala que entra a funcionar una comisión internacional propuesta por la Organización de las Naciones Unidas ONU, para investigar -esperamos que a fondo- a las personas y/o grupos que favorecen la impunidad en el paí­s.

La Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) ha iniciado su trabajo bajo la dirección del juez español, Carlos Castresana, acompañado de un equipo de expertos internacionales y de investigadores nacionales que tienen a su cargo la tarea de combatir y en lo posible erradicar la impunidad en este paí­s.

Con la CICIG el Estado de Guatemala vuelve a estar en la lupa de la comunidad internacional, pues la historia reciente es la de un paí­s que viola los derechos humanos, porque durante el conflicto armado interno el Estado contrainsurgente cometió violaciones graves y sistemáticas a los derechos y libertades fundamentales de las personas y porque los responsables civiles y militares de esos abusos que deberí­an ser castigados, están libres, conservan privilegios y comparten el poder con gobernantes y funcionarios. La memoria de las ví­ctimas continúa esperando justicia.

En Guatemala es un secreto a voces que el crimen organizado, el narcotráfico y otros poderes paralelos han permeado las estructuras del Estado y del sistema de administración de justicia para mantener la impunidad. Que las instituciones encargadas de la investigación criminal y de la Policí­a Nacional Civil (PNC), ayudan a mantener las condiciones propicias que amplí­an el muro de la impunidad e impiden la plena vigencia del estado de derecho que debe prevalecer en sociedades democráticas.

La CICIG tiene un mandato claro contra la impunidad y sin duda, a partir de ahora seguirá enfrentando resistencias, el desafí­o es romper las redes que han tejido la compleja telaraña de la impunidad y si el nuevo gobierno de la República encabezado por el presidente ílvaro Colom es responsable, deberá crear las mejores condiciones para que la CICIG haga su trabajo con libertad y seguridad.

El funcionamiento de la CICIG es un hecho histórico como históricos serán sus resultados, sobretodo porque es un avance en la lucha por la vigencia y respeto de los derechos humanos en Guatemala.