Este domingo, luego de casi dos años de campañas, candidatos, ofertas, promesas, alianzas, traiciones y mentiras. Palos, piedras, puentes y paredes del país que sostenían esos y otros retratos de nuestras elecciones, verán caer el color que los recubre, por supuesto, no en cumplimiento a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, sino impulsados por el efecto del abandono y el desinterés de quienes pelearon por ellos y que ahora, sin necesidad de reservar color sobre los mismos, verán cómo la naturaleza a través de agua, sol y viento acaba con la identidad partidaria de cada uno y los devuelve a su natural color olvido.
Para quien haya buscado propuestas o mensajes, seguramente la campaña aún le deberá algo o mucho, según lo que buscaba, así, aquel que se contenta con ver la felicidad plasmada en el rostro ajeno, no podrá más que sentirse satisfecho con la exhibición de dentadura de nuestros candidatos, aquel que buscaba entretenimiento, entretenido estará de haber presenciado la llegada de los dibujos animados a la campaña o aquel que buscaba emociones aún recordará con una sonrisa el combate de máscara contra cabellera en el debate presidencial, y qué decir de aquel que buscaba mensaje o un guía que le demostrara cómo y de qué forma nos gobernaría, ese seguramente deberá seguir esperando cuatro años más para ver si se nos hace el milagro y se antepone el proyecto al mensaje, porque el mensaje no viene de proyectos, sino de decir a cada uno lo que cada uno desea escuchar. Los colores de la campaña nos abandonan y así como el alegre naranja, el amarillo piolín, el verde esperanza y el rojo burdel fueron cambiados por el más digno azul patria, nuestro arco iris electoral, en cuyo final seguro no hay una olla de oro, se cerrará, a Dios gracias, por un par de años en lo que unos recuperan lo gastado y lo bailado y otros alimentan deseos y revanchas. Si hacemos el balance final, para este nivel de propuesta, los colores sobraron, mensajes cortos para mentes cortas, color sin letras, da igual, el mensaje fue tan profundo que algunos palos, piedras, puentes y paredes solo color tienen, igual que la propuesta no había ningún contenido. Dicen que los colores pueden expresar estados de ánimo y que cada uno tiene un significado, este último, sin duda no ha de ser el que todos tenemos presente al cerrar la campaña o el que deseamos, en todo caso con color o sin color de por medio habrá que llegar a votar, no por la propuesta, el mensaje o la ausencia de ambos, simplemente porque parte de que Guatemala recobre el color o que algún día podamos pensar en pintar un mejor futuro, pasa por el hecho de que el sistema se mantenga, se fortalezca, creamos y confiemos en él, así podremos ayudar a la naturaleza a borrar el recuerdo de esta campaña, insípida e incolora.