¿A qué vino Insulza a Guatemala?


A dar una su vuelta. Sí­, así­ como se oye. En nuestro paí­s es común responder a la pregunta -¿qué andas haciendo por aquí­? Con -vine a dar una mi vuelta. Si la diosa fortuna nos sonrí­e y nos encontramos con un amigo en el centro de Parí­s, Francia, respondemos igual -vine a dar una mi vuelta.

Francisco Cáceres Barrios

Es que con toda paciencia, vi, oí­ y leí­ los comentarios que hizo el señor José Miguel Insulza en los medios de comunicación, no encontrando nada nuevo, tan solo las rayadas expresiones que dicen tantos diplomático-burócratas de entidades internacionales como la OEA, las que a la postre sólo sirven para intentar dar espaldarazos a gobiernos que necesitan tecomates para nadar al haber sido incapaces de demostrar con éxitos y buenos resultados algo bueno de su gestión. Y digo que tratan, porque llevo tiempo de ver que este tipo de visitas al pueblo le viene del norte.

Por lógica, es imposible llegar a un paí­s por unas cuantas horas sin mayor preparación, nutrido por interesadas informaciones, saltar pronto a inválidas conclusiones y declarar cosas que en nada contribuyen a la solución de los problemas que lo aquejan. ¿Qué tiene de nuevo para usted, estimado lector, que un emperifollado funcionario internacional le venga a decir en su propia tierra «espero que en las próximas semanas tengamos avances efectivos porque es importante pacificar los espí­ritus para evitar la confrontación» y que todo ello «depende del fortalecimiento institucional democrático que incluye, sobre todo, mejorar el sistema judicial». Distinguido don José Miguel, la crisis actual no nació del crimen de Rodrigo Rosenberg, eso que usted dice hace rato lo sabemos de memoria y por ello lo venimos clamando desde mucho tiempo atrás y de ahí­, las genuinas manifestaciones cí­vicas que vinieron a ratificar dicho clamor.

En Guatemala señor Insulza, la inseguridad pública viene también de tiempo atrás, tan es así­, que Colom prometió una y mil veces devolvérsela a la población dentro de un término perentorio con mucha «inteligencia», la que lamentablemente no la conocemos un año y cuatro meses después de asumir su mandato. ¿Y sabe por qué? Porque tampoco a este gobierno le ha interesado acabar con la corrupción, mucho menos con la impunidad y no es aventurado decir que no hay modo de ver ni un «aire con ventarrón» para que las cosas cambien.

Claro es que quien asegure que el Presidente, su señora esposa y cercanos amigos y colaboradores son los responsables del asesinato del Lic. Rodrigo Rosenberg, lo que la misma ví­ctima acusó antes de su triste desaparición terrenal, está equivocado. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que para acusar hay que demostrarlo con las respectivas pruebas pero, ¿cuántos dudan que su recaudación pueda hacerse con toda libertad y profesionalismo? Por qué el flamante Secretario de la OEA de eso, no dijo ni media palabra.