El ex Arzobispo, Cardenal  Rodolfo Quezada Toruño, perteneciente a una de las familias más rancias y consolidadas de la ciudad de Guatemala, ha dejado de serlo, de la noche a la mañana. De golpe y porrazo, despertamos los habitantes, de esta convulsa Guatemala, con nuevo Arzobispo a la vista. ¿A qué se debió el cambio? Es posible que por no seguir la comparsa de Presidente y su distinguida Primera Dama, haya sido castigado el Cardenal Quezada Toruño, a pesar de haber tenido una hoja de servicios impecable, y una rectitud de conducta irreprochable. Hay un sentimiento de sorpresa y dolor, dentro de la feligresía católica.  No por eso quiero demeritar al nuevo Arzobispo, que su currículum es inmejorable.  También se me ocurre, que la renuncia o cambio de Sumo Pontífice pueda estar a la víspera, y se esté preparando, con tiempo y cautela, la entrada del nuevo Vicario de Cristo; ojalá y fuese el anuncio premonitorio de la nueva y  pronta elección de Cabeza de la Iglesia. Para el continente americano sería ideal contar con un Papa centroamericano, hondureño, con sangre fresca e ideas innovadoras, que llevara a la Iglesia Católica al Tercer Concilio Ecuménico, donde se pudieran llevar a cabo cambios drásticos y necesarios, a la época que hoy vivimos, y se dejara atrás la pedofilia y pederastia, en que tantos sacerdotes han incurrido, en contra de los templos sagrados, que son los cuerpos indefensos de los infantes, que están a su alcance.  Pido misericordia para salvar la Iglesia Católica, que fundó Jesucristo con la ayuda de 11 apóstoles y la Santa María Virgen.