El Senado francés se aprestaba a aprobar hoy la reforma de la jubilación, pese a las huelgas y protestas que se multiplican desde hace semanas y que provocaron escasez de combustibles en el país, en vísperas de un periodo de vacaciones escolares.
La policía despejó por la mañana el acceso a la refinería de Grandpuits, del grupo francés Total, a 54 km de París, bloqueada por los manifestantes. La operación dejó tres heridos según los sindicatos, aunque según el gobierno transcurrió en calma.
El gobierno reconoció de todos modos que «una vuelta a la normalidad llevará todavía varios días».
La cámara alta, por su lado, apuraba el paso para votar esta reforma, la principal del mandato del presidente conservador Nicolas Sarkozy.
«El Senado votará esta reforma en las próximas horas», aseguró el ministro de Trabajo, Eric Woerth.
El gobierno decidió ignorar la presión de los sindicatos, que desde inicios de septiembre realizaron seis jornadas de movilizaciones con millones de personas en las calles contra un proyecto de ley «injusto», y que el jueves convocaron a otras dos, una con huelgas el 28 de octubre y otra sólo de protestas, el 6 de noviembre.
Según una encuesta reciente, el movimiento cuenta con el respaldo del 70% de los franceses.
Los estudiantes universitarios se adelantaron a la intersindical y convocaron para el martes próximo a una jornada de «sentadas», «concentraciones» y «acciones puntuales».
La cuestionada reforma prevé elevar de 60 a 62 años la edad mínima para jubilarse, de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa y de 40,5 a 41,3 los años de aportes.
Tras su aprobación en la cámara Alta, donde la mayoría gobernante de derecha (UMP) cuenta con el apoyo de los centristas, el proyecto de ley será sometido a una comisión mixta, el lunes, y entre martes y miércoles debería ser aprobado definitivamente por diputados y senadores, indicaron fuentes parlamentarias.
En los últimos diez días, las protestas se concentraron en el sector petrolero, en vísperas de 10 días de vacaciones de la «Toussaint» (Día de todos los santos) que arrancan este sábado.
La CGT, principal central sindical del país, denunció como un «obstrucción del derecho de huelga» la intervención policial en la refinería de Grandpuits.
Las 12 refinerías de Francia se declararon en huelga diez días atrás.
El viernes seguían bloqueados 14 de los 219 depósitos de combustible del país y el 20% de las 12.300 gasolineras de Francia carecían de combustible, según el ministro de Energía, Jean Louis Borloo.
Sarkozy denunció los efectos económicos del bloqueo de las refinerías.
«Al tomar como rehenes a la economía, las empresas y la vida cotidiana de los franceses, se destruirán empleos (…) y como siempre serán los pequeños quienes paguen por los demás», sostuvo el mandatario.
Otros sectores registraban perturbaciones, como el tráfico ferroviario y la recolección de residuos en Marsella, Toulouse y Brest.