A propósito de revolucionarios


Pocas veces he estado de acuerdo con el criterio del Lic. Alfonso Bauer Paiz sin embargo, siempre lo he admirado y respetado mucho porque a través de los años su comportamiento no ha sido el del clásico polí­tico guatemalteco que, como veleta, anda bailando al son que le toquen en busca de satisfacer sus intereses personales, sino es un hombre de principios, que cree firmemente en su ideologí­a y la difunde abiertamente pese a quien le pese. Hace poco tuve la oportunidad de ver por televisión una entrevista que le hicieron al Lic. Bauer Paiz sobre la Revolución de Octubre del 44, habiendo sido muy firme para combatir la actitud del actual gobierno de estarse aprovechando de un movimiento que nada tiene que ver con su manera de dirigir los destinos de la nación y cuando le preguntaron sobre el término «revolución», fue también muy enfático para decir que eso mismo seguimos necesitando en Guatemala para cambiar de principio a fin nuestra manera de hacer polí­tica.

Francisco Cáceres Barrios

Muchos podrán preguntar por qué comparto este criterio. Porque sigo viendo como utopí­a que vayamos a mejorar sustancialmente nuestros procedimientos por la ví­a de la indiferencia, empezando por la elección de magistrados, cuando al candidato mejor calificado para ocupar uno de esos cargos, nuestros diputados no lo tomaron en cuenta; que nos urge incluir en nuestra legislación el poder popular para revocar los mandatos conferidos por la ví­a electoral y así­ no permitirles la debacle que ocasionan al pasarse cuatro o más años haciendo lo indebido, lo inadecuado o lo impertinente; porque la tiraní­a impuesta por la delincuencia común u organizada hay que erradicarla de raí­z, combatiéndola con las armas de la justicia y de la fuerza si es necesario, como que no es posible seguir soportando la ineficacia de los servicios públicos que, no solo son desproporcionalmente costosos de pésima calidad, sino son abusivamente administrados para beneficio de unos cuantos y en perjuicio del bien común.

¿Alguien duda que sin una revolución vamos a poder modificar las leyes electorales para no tener presidentes, diputados o alcaldes designados a dedo por las mal llamadas organizaciones polí­ticas actuales?; ¿alguien cree que vamos a poder elegir directamente en el 2011 sin una revolución a nuestros dignos representantes en el Congreso para que defiendan los intereses de las mayorí­as y así­ dejen de ser parias en beneficio solo de sus propios intereses? y ¿Lo mismo para similares cargos en especial, al Contralor General de Cuentas de la Nación?

Nadie puede negar que la Revolución del 44 trajo consigo un movimiento reformador en beneficio de la salud, la educación, la seguridad ciudadana y una dedicación muy especial para construir la infraestructura que en aquellos tiempos estaba notoriamente atrasada. Amables lectores ¿Alguien cree que al paso que vamos, tan caros objetivos los vamos a lograr con procedimientos politiqueros y estratégicamente concebidos para seguirse burlando de los electores?