El pasado 6 de los corrientes, Barack Obama fue reelecto Presidente de los Estados Unidos de América, si bien obtuvo mayoría de electores, según el sistema electoral americano y ganó también en el voto popular, es indudable que uno de los baluartes de su triunfo fue el voto latino, el cual, de manera masiva, en más de un 70 por ciento, según diversos sondeos tomados a boca de urna, se volcó a favor de la reelección del candidato del Partido Demócrata y le permitieron el triunfo en las referidas elecciones.
Si bien históricamente el voto latino ha sido para el Partido Demócrata cabe destacar que en esta ocasión no había muchos factores que incidieran en que nuestros compatriotas y demás latinoamericanos volvieran a ser fieles a dicho partido. Pocos periodos presidenciales se pueden recordar con más deportaciones que las realizadas por el actual gobierno de Obama, de igual manera, no existió ningún intento serio por aprobar la tan largamente esperada reforma migratoria y muchos de nuestros paisanos se encuentran sobreviviendo una crisis económica de enormes proporciones, en calidad del eslabón más débil de una cadena productiva que no termina de revertir los datos negativos en su economía. Sin duda los latinos votaron en Estados Unidos por el menos malo, el candidato republicano Mitt Romney los alejó totalmente cuando declaró que no habría en su gobierno más que una solución definitiva a la problemática migratoria y que esta no sería precisamente el de permitir la regularización de los latinos en Estados Unidos. Obama por su parte se quejó de que no lo habían dejado llevar a cabo su reforma migratoria y eso fue suficiente para que los latinos se inclinaran por él en la elección de Presidente. Sin duda la fuerza de la comunidad latina en Estados Unidos irá en aumento, son ya la mayor minoría del país y su presencia en Estados con mayor cantidad de electores los hace una fuerza estratégica que no puede pasar desapercibida para ninguno de los dos grandes partidos de Estados Unidos y debe de ser aprovechada por nuestra comunidad. Los demócratas ya lo entendieron y si bien no han cumplido con las expectativas de nuestros hermanos latinoamericanos les han abierto espacios que hacen que el latino se identifique mucho más con su partido. Sea como sea, el voto que la comunidad latina le otorgó a Obama no puede quedar sin un premio, los demócratas controlan también el Senado y Obama tendrá pocos argumentos para salvar responsabilidades si no pone en marcha una reforma migratoria. Las condiciones de Estados Unidos no son las mejores, el país enfrenta un enorme déficit fiscal y dicho agujero, conocido como el ‘abismo fiscal’, está a punto de llegar al límite que establecieron en un acuerdo bipartidista demócratas y republicanos, Obama debe de saber que ha prometido más de lo que puede cumplir, en todo caso debemos de insistir en la importancia que tuvo para su victoria electoral el voto latino y nuestra comunidad debe de entender que el mismo no fue gratuito y debe de ser recompensada con un mínimo de interés por parte de Obama y su partido para que puedan acceder a la tan anhelada reforma migratoria.