A mis 17 años


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Soy un estudiante de 17 años. Últimamente han ocurrido cosas en Guatemala, eventos ante los cuales yo no puedo ser indiferente y quedarme sin hacer algo por tratar de cambiar, porque estoy comprometido con mi país y con el futuro de quienes tenemos el privilegio de ser guatemaltecos.

Óscar Arévalo


Los hechos a los que no puedo negar mi opinión, ni mi propuesta por mejorar, son los que se han suscitado en relación a reforma educativa que el Mineduc (Ministerio de Educación) pretende llevar a cabo en vías de fortalecer el sistema educativo magisterial. Creo que una Guatemala más desarrollada, más competitiva y más humana depende de la educación, porque la educación es la base del desarrollo integral de una persona a lo largo de su vida y con ello, el desarrollo de nuestro país.
Hace unos días, cuando el Ministerio de Educación procuraba devolver la situación a la normalidad, la respuesta a dicha postura por parte de los estudiantes fue crear conflicto y no privilegiar el diálogo, que considero base fundamental para unificar y debatir criterios para la toma de decisiones; ese día, mientras toda Guatemala estaba a la expectativa de lo que sucedía en el Parque de la Industria, guatemaltecos honrados y trabajadores, en cumplimiento de su deber como ciudadanos, comprometidos con sus familias, realizaban labor periodística, y fue entonces cuando Luis Soto fue atacado por estudiantes normalistas, dejándolo sumamente afectado, urgido de operación, y a una familia desconcertada. Es aquí donde no tolero más abusos y donde, como guatemalteco, emito mi opinión de fortalecer los espacios de inclusión de la sociedad y respetar los derechos, y no permitir atropellos de esta naturaleza.
Considero que Guatemala está a las puertas de una gran oportunidad. Para ganar hay que arriesgar, y estoy seguro que si los estudiantes normalistas arriesgan un poquito de su tiempo, dos años donde se aseguran una preparación integral, ganaremos un futuro con más oportunidades y desarrollo, donde obremos con el ejemplo y que ese ejemplo no sea más violencia, sino la continuidad de un cambio positivo para nuestro gran país.
He visto en las noticias cómo cada día los estudiantes normalistas salen a las calles a pedir el respeto de sus derechos, a solicitar el cambio de planes del Mineduc y a “propiciar” el diálogo, como también los he visto agredir a la autoridad, violentar personas que como vos y yo queremos una mejor Guatemala y trabajamos por conseguirlo, y los he visto violentando las leyes, dañando la propiedad pública y privada, manifestándose contra una propuesta que les beneficia y que es resultado de sus demandas de atención, de inversión, de oportunidades y desarrollo dentro del ámbito educativo.
Sólo me pregunto, cuál es el futuro de nuestra Nación, un país donde los jóvenes  no vivimos la Guatemala que deseamos pero intentamos promoverla, nos involucramos en la participación ciudadana, con tal de cumplir con nuestra meta de una mejor Guatemala; lamentablemente un país donde el criterio de unos cuantos líderes negativos prevalece sobre el criterio de los demás y se dejan influenciar acudiendo a tales manifestaciones de terror, como últimamente lo hemos vivido. ¿Cuál es nuestro futuro si la educación está en manos de quienes impulsan el “vandalismo” y no el “respeto”? Aún es tiempo de pensar en el futuro y de asumir una actitud de cambio y de amor por Guatemala.
Es momento de comprometernos con el futuro y con nosotros mismos, por Guatemala y nuestras familias, de involucrarnos en la promoción de un mejor país y ser mejores para que Guate sea mejor. Desde la más pequeña acción que emprendemos podemos promover el cambio y ahora, podemos ver un gran futuro si permitirnos una evolución constructiva como la ya planteada para nuestro sistema educativo.