El gobierno de ílvaro Colom Caballeros, impulsado desde la plataforma partidaria de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), se autonombró desde un inicio como el «gobierno de los pobres», como si gobernar fuera posible sólo para un grupo.
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Ciertamente, el arte de gobernar es quedar bien con todos. Sin embargo, desde la óptica de la UNE, es válido dar un enfoque preferencial a los que viven por debajo de las líneas de pobreza, ya que éstos han sido marginados por gobiernos anteriores, por lo que se trataría, más bien, de una compensación.
La justificación es válida y hasta loable, ya que la marginación de los más pobres no es sólo de los gobiernos recientes, sino desde los tiempos coloniales, por lo que un gobierno con preferencia a los más pobres tiene un déficit de atención de casi 500 años.
Los programas de Cohesión Social son la estrategia más visible para llegar a este grueso de gente que vive en la pobreza, y que se convierte, a la vez, en la estrategia para convencer a un buen número de la población votante para dar continuidad al partido oficial, lo cual es el sueño de todo partido en el poder.
Sin embargo, en las últimas semanas se han observado indicios de que el descontento es generalizado, incluso entre el sector poblacional al cual se dirigen los programas preferenciales hacia los pobres del gobierno de Colom.
Las manifestaciones y bloqueos de los últimos días (que si bien algunos podrían haber sido coordinados por el mismo Gobierno para lograr la aprobación de bonos del Tesoro en el Congreso), son síntomas del descontento y que podría encontrar un fuerte detonante con el alza de la energía eléctrica, uno de los rubros de la economía familiar más preocupantes.
Coincidentemente, como he señalado anteriormente, los grupos que se han mostrado más activos en las manifestaciones y pronunciamientos son los destinatarios de los fondos que se esperan obtener a través de los Bonos del Tesoro. Es decir, los grupos de ex patrulleros civiles y los grupos beneficiados con resarcimiento, por mencionar los más visibles. Además, se han sumado campesinos que exigen, sobre todo, la aprobación de la Ley de Desarrollo Rural Integral, y otro sector que protesta contra la contaminación de la explotación minera y petrolera.
En resumen, el descontento surge precisamente de ese sector de los «pobres» a los que Colom se dirige. En los casos más frecuentes, los partidos políticos se han aprovechado de estos grupos, que se manejan como un solo bloque, para obtener su apoyo electoral, ofreciéndoles el cielo y las estrellas, para que después los dejen en el olvido. Campesinos, ex patrulleros y víctimas de la guerra interna, pueden ser manejados (o manipulados) como un solo grupo de votantes.
Es posible que, por quedar bien con otros grupos de presión y con financistas de campaña, el Gobierno se esté desfinanciando aún más rápido y no pueda continuar con el ritmo de trabajo en vistas de las próximas elecciones, y que el descontento vaya en aumento, justamente en los grupos donde el oficialismo querrá obtener su mayor caudal de votos. (Obviamente, en las zonas urbanas, sobre todo en la capital, les irá mal, empañados por la violencia generalizada).
Pero más que llamar la atención este descontento, llama la atención que este gobierno (aunque, en realidad, así ha sido con todos los gobiernos y los partidos políticos), únicamente centran su labor hacia estos grupos de «pobres» en ofrecer pisto. Pisto para los ex PAC; pisto para el Resarcimiento; pisto para los transportistas; pisto para Mi Familia Progresa.
Nos estamos convirtiendo en un país que se está acostumbrando a resolver sus problemas sólo si tiene pisto. Por ejemplo, en el caso de las víctimas de la guerra, considero que el plan de resarcimiento no esté encaminado sólo a ofrecer dinero. El plan debería consistir en recuperar las condiciones que tenían antes de haber sido afectados, pero dándoles un poco de dinero por mes, no lo van a lograr recuperar nunca.
Y, lo peor de todo, es que el Gobierno, que se dice socialdemócrata, se está olvidando de lo más importante, que son en sí mismo las personas, y que no sólo de pisto vive el hombre, sino que también de otras condiciones, como el tener un desarrollo espiritual-cultural, el de poder iniciar empresas de éxito, el tener seguridad social, y un largo etcétera de necesidades.
Pero dando un poco de dinero por mes, sólo se están formando posibles votantes, que con mucho gusto se irán con otro candidato que les ofrezca un poco más.