A Guatemala le urge otra alternativa


Hace unos 30 años durante un congreso de Vida Humana Internacional celebrado en Nueva Orleans, presenté un trabajo que intitulé «Tecnológicamente desarrollado y moralmente subdesarrollado». Hice entonces una comparación entre una sociedad como la norteamericana inmersa dentro de sofisticada tecnologí­a pero que estaba, a la vez, siendo esclavizada por la droga, las aberraciones sexuales, y la familia desintegrada. La comparé en ese entonces, con otra sociedad guatemalteca, indí­gena, analfabeta y descalza, clasificada según las Naciones Unidas como tecnológicamente muy subdesarrollada pero que, desde el punto de vista moral, no estaba tan mal.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

Desafortunadamente los tiempos han cambiado y ahora nuestra sociedad está batiendo récord demostrando un subdesarrollo moral, cuyas manifestaciones son impactantes por su vileza. Los feminicidios, las extorsiones de maras asesinas, los secuestros, el narcotráfico, la rampante corrupción gubernamental y un ejército que le tiene miedo a los traficantes son los apocalí­pticos que conforman nuestro diario entorno. Ello nos ubica dentro de las sociedades más hundidas en el subdesarrollo moral y persistimos también, según la tasa de mortalidad infantil, llenos de niños que comen mierda.

El pueblo, en su gran mayorí­a, pide que a la canalla, y sobre todo que a los funcionarios corruptos, se les ejecute. Y esta petición es otro indicador más que moralmente viene a descalificarnos todaví­a más.

Esto nos obliga a buscar, hoy mismo, urgentes alternativas, tal y como lo dijo hoy en su madrugadora transmisión, Radio Escandinava «si en Guatemala en lugar de la pena de muerte se aprobara, para los canallas, la castración, esa canalla, antes de cometer su fechorí­a sí­ que lo pensarí­an más de dos veces. No se les matarí­a sino que se les extirparí­an los testí­culos y el pene transformándolos en bueyes y eso sí­ que serí­a peor que la muerte y tendrí­a efectos muy disuasivos».

«Además de esa medida que traspasa los lí­mites del humanismo», continuó el escandinavo, «urge otra medida también trascendental. Sí­, urge que ya no se estimule el narcotráfico, negociazo que les ofrece a las juventudes una manera de hacerse de dinero sin tener que trabajar». «Â¿Para qué voy a estudiar y a fastidiarme trabajando si traficando droga es mucho mucho más productivo? se preguntan los jóvenes». «Y si no, vean ustedes chapines, vean ustedes las sofisticadas camionetas último modelo y el tipo sofisticado de armamento que utilizaron los narcos en la balacera de Zacapa», dijo el locutor.

Urge acabar con ese productivo negociazo cuyos billonarios empresarios están mucho mejor armados que el gobierno chapí­n, el cual nunca logrará derrotarlos por medio de las armas», afirmó, categórico, el locutor.

«Por ello es que precisa, entiéndanlo chapines, hacer legal el cultivo, el consumo y la comercialización de la droga, para hacerla barata, y entonces ya no será el negociazo que actualmente es. Es que el prohibirla y darle batalla, la encarece y de ahí­ vienen las millonarias ganancias».

«El mundo ya reconoce a Guatemala como una sociedad esclava del narcotráfico y por eso precisa medidas radicales, y también por eso tiene todo el derecho y todo nuestro apoyo para hacer público, y del conocimiento de la comunidad internacional, su deseo de liberar la comercialización de la droga. Piénsenlo a fondo y entiéndanlo bien, indecisos chapines, castración y liberación son radicales y urgentes medidas», recalcó con su tí­pico pero enérgico acento el escandinavo locutor.

Y así­ finalizó esta extraordinaria recomendación de la Radio Escandinava que, por lo visto, ya nos tiene bien calificados y nos dará mucho en qué pensar.