A golpe dado


Editorial_LH

Bien dicen que a golpe dado no hay quite, y no estamos hablando del caso de Puerto Quetzal, sino de la garrafal metida de pata del gobierno anterior cuando se suscribió el Acuerdo con Belice para elevar a Consulta Popular o referéndum la decisión de trasladar el caso a la justicia internacional, puesto que ahora las autoridades de Belice afirman que no aceptan postergar el procedimiento porque cuando el mismo se dispuso, ya ellos habían modificado su legislación interna para normar los requisitos de cualquier referéndum y lo hicieron a las claras, sin ocultarle nada a nadie.


Nuestra historia en el reclamo de Belice es una larga sucesión de errores y muestras garrafales de incapacidad de nuestra diplomacia y nuestros encargados de las relaciones exteriores. El de Colom se convierte, eso sí, en la guinda del pastel porque con esa metida de pata tan burda se compromete en forma absoluta nuestra situación.
 
 El tema de Belice lo manejaron en ese y en anteriores gobiernos como si fuera propiedad de un pequeño club de “iluminados” que se negaron a abrir un debate nacional sobre el tema y dispusieron a su sabor y antojo darle una salida que nunca fue discutida con la opinión pública. Pero lo más importante es que los “iluminados” eran en realidad una partida de “tarados” que no se percataron ni siquiera de que en Belice se realizaron reformas legales que eran absolutamente importantes para el curso del proceso que se discutía con Guatemala.
 
 Belice tiene ahora toda la razón en decir que no van a postergar nada porque hay un acuerdo internacional plenamente validado que establece la necesidad de consultar a los dos pueblos sobre el rumbo que se debe dar al viejo conflicto. No es culpa de Belice que el embajador de Guatemala en ese territorio se haya dormido a la hora de tener que cumplir con su trabajo puesto que a lo mejor estaba únicamente dedicado a importar bienes con franquicia y a asistir a recepciones, pero las cuestiones fundamentales de la responsabilidad de un agente diplomático fueron totalmente abandonadas y eso es imperdonable en un trabajo tan delicado como el de representar los intereses nacionales precisamente en Belice.
 
 No es únicamente culpa del Embajador sino de quien lo colocó en ese puesto y, siguiendo la cadena de mando, del Presidente que colocó de Canciller a un inútil, no sólo incapaz en el campo del Derecho Internacional sino que, lo más importante, en el campo del sentido común que es fundamental para el desempeño de importantes y delicadas funciones.
 
 El error de Colom crece con la negativa de Belice y se vuelve un hecho lapidario para Guatemala.

Minutero:
El subsidio es dinero
tirado a la basura
a empresarios caradura
que nos dicen lero, lero