A fanáticos y detractores de Otto Pérez


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Con motivo de mis dos artí­culos sobre el general Otto Pérez, hubo muchas respuestas, unas apoyándolo y otras enfrentándolo. Dedico este artí­culo a hacer aclaraciones. Todas las acusaciones de los “fans” de Pérez en mi contra -que soy comunista y rojo o haber sido guerrillero- no vienen al caso, porque no son ciertas -soy exalumno de Don Bosco y social cristiano y aunque participé en la Oposición Guatemalteca nunca empuñé las armas- y porque lo que hay que debatir son los hechos.

Raul Molina

 


En los aciagos dí­as de la contrainsurgencia, llamarlo a uno “comunista” era sentencia de muerte, que fue aplicada contra miles de ví­ctimas, sin que los asesinos supieran qué era “comunismo”. Para entender la Doctrina de Seguridad Nacional (inventada por Washington e inyectada a los militares de América Latina) recomiendo leer el informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH): “Guatemala: Memoria del Silencio”. En el documento final se encuentran análisis minuciosos sobre la represión del Estado, que en Guatemala llegó a “genocidio y tierra arrasada”. Igual afirmó el REMHI, lo que le costó la vida al obispo Juan Gerardi. Estas dos referencias son irrefutables, al igual que los informes periódicos de Americas Watch, ONU y tantos más en los 80 y 90.

La contrainsurgencia no apareció en 1978; pero sí­ se desquició más con los generales. Las fuerzas armadas y de seguridad persiguieron en ese tiempo a los opositores y a sectores del pueblo para matarlos, desaparecerlos o masacrarlos. Algunos dicen que los lí­deres de este exterminio fueron “patriotas”. Según las cifras de la CEH y suponiendo mil “patriotas”, cada uno, en promedio, serí­a responsable de la desaparición forzada o muerte de 200 ví­ctimas. Al contar con pruebas contra cada uno de estos “criminales de guerra”, seguramente se abrirán causas en los tribunales, no por venganza sino porque, para volver a tener justicia, no podemos ignorar las 200 mil desapariciones o muertes causada por la represión estatal. Por esa total impunidad y falta de justicia es que ahora tenemos femicidio -la violación y muerte de las mujeres fue inventada como arma contrainsurgente-linchamientos, mareros que matan para robar o extorsionar, crimen organizado, sicarios para acabar con dirigentes y militantes del movimiento social y mil lacras más. Los hechos están ahí­, a la vista de todo el mundo. Las exhumaciones, en todo el territorio, han dado cuenta de miles de ví­ctimas, desde ancianas hasta bebés no nacidos, que fueron salvajemente asesinados por militares y paramilitares. Recuerdo a los que dicen que hay que olvidar y que ya se firmaron los Acuerdos de Paz que en dichos acuerdos se prohí­be tajantemente la impunidad por crí­menes de lesa humanidad.

Les aseguro a los detractores de Pérez, por su parte, que su mejor contribución a este proceso electoral será brindar información precisa de los actos cometidos. Por ejemplo, el video que aparece en  http://www.youtube.com/watch?v=IEN9OBmLdcE. Todo ciudadano responsable jamás votará por personas involucradas con el crimen organizado, la corrupción o la represión. ¿Quién quiere ser gobernado por personas cuestionadas? Por ello, mientras Pérez no responda a los cuestionamientos, descarto que él sea el nuevo presidente.