Cuando Arzú dispuso abandonar el Palacio Nacional para trasladar las oficinas ministeriales a otro sitio, por diversas razones lamenté la absurda decisión, entre otras, porque el edificio se abandonaría perdiéndose la forzosa necesidad de darle el debido mantenimiento. No estaba equivocado, “el caldo salió más caro que los frijoles”, se perdió la centralización de oficinas y pagan cada vez más elevados alquileres, en vez de utilizar ese dinero en servicios públicos que desde aquella época se descuidaron más.
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Lo que nunca pasó por mi mente fue que ese precioso edificio fuera empleado como salón de actos, de teatro, de plataforma para shows, esos pomposos eventos en que se derrocha dinero a manos llenas con tal que el Presidente se luzca y para que le echen servilmente incienso y mirra. Aunque hoy todavía vivamos en guerra, no olvido el sainete de la gran firma de la paz, como que tiempo después se les ocurriera colocar rosas en el monumento de las dos manos izquierdas.
¿Para qué? ¿Qué beneficio ha logrado el pueblo con todo ello? Sólo ha servido para terminar de deteriorar el hermoso edificio digno de tener un mejor destino, como seguir malgastando dinero para querer darle atol con el dedo a un pueblo que trabaja de sol a sol en su provecho, mientras miles siguen muriéndose de hambre en el interior del país y en los hospitales, sin siquiera tener vehículos para que los pacientes graves puedan ser llevados a los centros en donde se les practican los exámenes diagnósticos indispensables.
Nuestros políticos siguen olvidando que nuestra gente hace rato dejó de tener un solo pelo de tonta. Muchos shows podrán montarse para firmar no uno, sino miles de pactos para reducir la violencia, que todo va a seguir igual mientras no se trabaje duro y honestamente en planes inteligentes, transparentes y eficaces. Todo ello debió iniciarse el mismo 14 de enero de 2012, pues creímos que esas eran las cartas que llevaba bajo el brazo el Presidente electo.
Seguimos entonces teniendo la misma impresión, que los asesores de imagen presidencial sólo emplean la teoría en vez de la práctica, lo que ha traído como consecuencia no dar pie con bola. Se repite lo mismo que hizo Colom sin tener buenos resultados. Su gente le montó en el Palacio Nacional más de un show diario, dizque para demostrar que estaba trabajando a favor del pueblo ¿con qué resultados? ¿Acaso lograron con su esposa mantenerse pegados al poder?
Todavía está a tiempo Presidente. Es hora de bajarse de la tarima, de la camioneta blindada y del helicóptero. Camine a pie, con botas, con el traje de fatiga, para que pueda percatarse personalmente de la triste situación que la gente está viviendo desde hace rato. Esa misma que le dio su voto y a la que usted debiera dedicarse sin el oropel de las lisonjas y discursos.