A cargar baterí­as


Siendo la Semana Santa el feriado nacional más prolongado, los guatemaltecos esperamos estas fiestas con el deseo de aprovecharlas tanto para el recogimiento espiritual que para buena parte de nuestro pueblo constituye la actividad principal de la fiesta religiosa, como para el descanso en lugares de recreo. De cualquier manera, sin duda es un momento que aprovechamos todos para cargar baterí­as y prepararnos para el largo tramo que va desde el Lunes de Pascua hasta las fiestas de fin de año y, como decí­a ayer, en este año preelectoral constituye también el banderazo de salida para la no oficial pero efectiva campaña que ha de culminar el año entrante.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Hace algún tiempo se viene produciendo una nueva polémica respecto a la Semana Santa, porque la proliferación de fieles de las iglesias evangélicas hace que públicamente se cuestionen las manifestaciones públicas de fe que realizamos los católicos y que constituyen una de las más ricas tradiciones del paí­s. En efecto, se alega que las procesiones que circulan por la ví­a pública durante los dí­as de la Semana Mayor entorpecen la capacidad de movilización de la gente, pero la verdad es que así­ ha sido a lo largo de nuestra historia y la actitud de los que critican a los católicos únicamente demuestra la falta de tolerancia y el irrespeto a la devoción de una población que aún sigue siendo mayoritaria. Cada quien tiene la libertad de aprovechar el feriado de la mejor manera que le parezca y lo que tenemos que entender es que debe haber respeto a las decisiones de cada quien. Ni los católicos tendrí­an derecho a protestar o quejarse por aquellos que únicamente aprovechan el feriado para descansar, ni otros tienen derecho a protestar por la decisión libre de miles de guatemaltecos que conservan el gusto y el respeto por las procesiones que son admiradas por propios y extraños. Miles de visitantes llegan a nuestro paí­s en estos dí­as, muchos de ellos creyentes de otras religiones, simplemente para apreciar la belleza de los cortejos que tanto en la ciudad de Guatemala como en Antigua constituyen una riqueza cultural extraordinaria. En Guatemala lo que sí­ es cierto, viendo el panorama desde cualquier perspectiva, es que necesitamos un esfuerzo enorme y sostenido para cambiar al paí­s en muchos aspectos. Tenemos la lucha contra la impunidad como una obligación de los ciudadanos y el combate a la corrupción que se impone ante los abusos de los servidores públicos que se terminan aprovechando de los recursos nacionales. Tenemos el tema de la pobreza que demanda acciones que vayan más allá de la utilización clientelar del tema con fines electorales y a las puertas decisiones cruciales que tienen que ver con futuras autoridades, empezando por el Fiscal General pero terminando con las elecciones generales del año próximo cuyos prolegómenos ya estamos viviendo en un ambiente que es preludio de confrontación y que puede replantear cuestiones como las del Jueves Negro del eferregismo porque por enésima vez la cuestión de la lucha de clases se plantea como uno de los ingredientes para atraer simpatí­as y la prédica de que se trata de un enfrentamiento entre ricos y pobres puede tener dramáticas consecuencias. En fin, el panorama no hace sino pensar en que hay que cargar las baterí­as para enfrentar los desafí­os que se vienen.