A cada quien lo suyo



Si en el mundo se aplicara correctamente aquello de que cada quien tiene que atender sus propios problemas, en este momento los guatemaltecos tendrí­amos que reclamarle al presidente í“scar Berger por la situación de los inmigrantes ilegales que viajan a Estados Unidos y a nuestro sistema, en su conjunto, por la negación de oportunidades para tanta gente que se ve obligada a buscar su futuro en condiciones adversas.

Y al presidente George Bush, en el preludio de su visita a Guatemala, en vez de reclamarle por el trato inhumano que su paí­s da a nuestros compatriotas, lo que le deberí­amos exigir es que resuelva él su problema por la demanda de narcóticos y estupefacientes en su paí­s, porque el problema que afecta al mundo entero tiene mucho que ver con el comportamiento del público norteamericano que paga enormes sumas de dinero para obtener coca, mariguana, crack o cualquier otro tipo de estupefacientes.

En efecto, el problema de la inmigración ilegal hay que verlo como resultado de nuestra propia incapacidad para ofrecer a los guatemaltecos oportunidades de desarrollo pleno en el paí­s. La falta de perspectivas de futuro hace que mucha gente prefiera ir a pasar penas en Estados Unidos, sabiendo que entran ilegalmente, con la idea de tener un nivel de vida que la sociedad nuestra les niega. Y el problema del narcotráfico hay que verlo no sólo desde la percepción del tráfico, sino del consumo porque el meollo del problema está en la demanda.

Pero como no se aplica correctamente eso de que a cada quien lo suyo, vemos que aquí­ le suplicaremos a Bush, aun a sabiendas que no hará nada al respecto, que por favor no sean tan crueles con nuestros compatriotas y Bush vendrá a regañar a las autoridades de Guatemala por su poco éxito en el combate al narcotráfico. Lo triste del caso es que aunque ninguno de los dos planteamientos tenga en el fondo razón, todos sabemos que el que tiene más poder puede imponer sus condiciones y por lo tanto el tema de los inmigrantes será visto como chenca de puro, mientras que el del narcotráfico será fundamental en el trato entre las autoridades de los dos paí­ses.

Para el tema de la inmigración ilegal Bush tendrá todas las respuestas del mundo y, en el peor de los casos y si hubiera una protesta medio enérgica de Guatemala, podrá decirnos que resolvamos nosotros nuestras carencias. En cambio, sobre el narcotráfico, podrá decir lo que le venga en gana y no nos quedará más que bajar la cabeza cuando contraste nuestros doscientos y pico kilos de incautación con las toneladas que han logrado interceptar en otros paí­ses de la región.