A algunos se les paga o se les pega? (II)


El actual gobierno presidido por Oscar Berger pasará a la historia como el gobierno que más pagó, que más pautó a ciertos medios escritos de comunicación social, a cambio de ello no se le criticó, no se le investigó, no se le rozó ni con la pluma, ni con la objetividad de la verdad.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Es impresionante que sólo la Secretaria de Comunicación Social de la Presidencia pautó en Prensa Libre y su empresa gemela editora de Nuestro Diario, durante cuatro años de gobierno, sin incluir los últimos tres meses, el mayor gasto de propaganda en la historia nacional pagado a un grupo de prensa escrita; han facturado y cobrado Q19,942.251.71 (Diecinueve millones, novecientos cuarenta y dos mil, doscientos cincuenta y un quetzales con setenta y un centavos). Si adicionalmente se cuantifica y suman los ingresos que éste grupo empresarial ha recibido de los ministerios, secretarias, de la SAT, entidades descentralizadas, así­ como lo cobrado por la impresión de textos escolares en el Ministerio de Educación, el cobro ascendiera a más de Q100 millones.

Todo gobierno debe pautar licitaciones, edictos, inclusive publicar un resumen de lo actuado anualmente, pero el actual gobierno ha hecho, según su conveniencia polí­tica, el derroche y gasto más elevado históricamente en propaganda, beneficiando a los medios que lo adulan y discriminando a los imparciales. En información oficial existente, comprobamos que al diario La Hora, en los cuatro años, menos los tres meses pendientes para que concluya el gobierno, se le pautó 1,107,399.79, (un millón ciento siete mil trescientos noventa y nueve quetzales con setenta y nueve centavos) cifra razonable. ¿Cómo explicar, si no es como tráfico de influencia, de inmunidad y de impunidad, la diferencia en la inversión de pauta con los otros medios citados?

El Congreso deberí­a establecer una comisión especí­fica que controlara el pago o inversión publicitaria en los medios de comunicación social. ¿Cuánto se pudo haber hecho en el combate a la pobreza, a la criminalidad o en defensa del medio ambiente con Q100 millones, ya no digamos con la suma de la totalidad de la pauta que éste gobierno, sin criterio, mal gastó para satisfacer el culto de la personalidad de Oscar Berger y la compra de silencio o la falta de crí­tica de ciertos medios.

Es imposible dejar de comparar la merecida crí­tica que se ha hecho al Congreso de la República por pretender obtener prestaciones laborales que no corresponden a ningún funcionario electo, a ningún magistrado, ministro o secretario que sabe que su nombramiento es de persona de confianza y por un plazo fijo. Procedente es criticarlos, procedente es censurarlos, pero lo que ellos pretenden percibir es una paja en comparación a la gran biga que ha significado todos esos recursos que de los escasos impuestos que se pagan en Guatemala se han invertido en propaganda. ¿Qué dirá la SIP de todos esos ingresos tan beneficiosos para quien los representa en Guatemala?