A más de tres décadas del terremoto que azotó Guatemala en 1976, las familias que fueron instaladas «temporalmente» en la línea férrea, buscan su reubicación.
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Ante esto, cien personas que viven en la llamada Línea Férrea, es decir, en asentamientos paralelos a la antigua vía del tren, se reunieron frente al Palacio Nacional de la Cultura, manifestando que, por falta de certeza jurídica, 65 mil familias continúan sufriendo vejámenes para vivir, según indicó Domingo Hernández, representante de la Asociación Coordinadora Nacional de Asentamientos de Línea Férrea.
Desde hace 34 años, las familias que viven en los asentamientos han luchado para que se les asigne un mejor lugar para vivir, ya que desde que se suscitó el terremoto de 1976 se quedaron sin viviendas, y ante ello se incrementaron los asentamientos, construyendo casas de cartón y nailon para proteger sus familias.
Manifestantes indicaban tener miedo a ser desalojados por la Policía, porque no tienen a dónde ir y dónde construir sus casas de nuevo; esto a pesar que no se tienen los servicios básicos, como agua potable, servicios de basura, casas adecuadas, trabajo, educación, salud, entre otros.
«Somos discriminados por vivir en un asentamiento, porque piensan que somos delincuentes y eso no es cierto y si hay delincuentes es en todo el país; simplemente somos personas trabajadoras y estamos buscando soluciones para poder vivir dignamente», concluyó Hernández.
Eddy Sánchez, director del Insivumeh, aseguró «es problemático porque la vía del ferrocarril es la más larga, porque inicia en Tecún Umán y concluye en la frontera con El Salvador y Puerto Barrios; recordando que es una estructura que tiene inseguridades de ingeniería, y que tiene tiempo de estar abandonada».
Los afectados exigen ante el presidente ílvaro Colom para que atienda sus propuestas, y ser trasladados a un lugar estable para vivir.
«Es urgente que el Gobierno debe atender estas situaciones, porque no se puede pensar en un desalojo y dónde se ubican porque lo que lograrían sería que nuevamente vuelvan a invadir otras áreas privadas. Se tiene que invertir en programas para la construcción de viviendas donde las familias puedan optar por una casa e irla pagando poco a poco», aseguró Luis Linares, analista de la Asociación de Investigación de Estudios Sociales (Asies).