El pasado martes 14 de febrero, cuando muchas parejas, enamorados, amigos y más de un hipócrita se pusieron el disfraz de amor y amistad, hubo mucha gente en la calle con hambre, abandono, y verdadera soledad.
fotografialejandro@gmail.com
Ahora está muy de moda, principalmente en las redes sociales el “#ForeverAlone” y, me consta, como muchos le contaron al mundo de su supuesta soledad, por medio de comentarios y publicaciones adornados por aquella frase, cuando en realidad lo que hicieron fue compartir su soltería con amigos, familiares y/o compañeros quizá de trabajo, de universidad o de la colonia.
Hablo del disfraz de amor y de amistad, porque a la mayoría de personas no les pasó por la mente la gente que en verdad está sola en nuestro país; un país que aún margina por clases sociales, en el que mucho se dan los lamentos sin siquiera ponernos en los zapatos de quienes cada mañana doblan sus camas de cartón o aquellos, que sentados en una silla de ruedas con hambre, soledad, penurias, y una mano extendida esperando una limosna, en realidad necesitan un poco de amor y de amistad, ¿acaso amor es regalar chocolates caros? O ¿amor es, regalar joyería fina?
En este espacio no pretendo responsabilizar a la sociedad de las penas que sufren muchos ciudadanos, pero sí busco hacer conciencia a aquellos que el martes, 14 de febrero, se sintieron el mejor amigo de todos, la mejor persona que ha pisado este mundo, cuando no dimos ni un pan, ni una moneda a quienes en verdad necesitan. Tener detalles con la gente que apreciamos es bueno –fortalece nuestras relaciones–, pero existe mucha gente que necesita de nosotros, no un día de febrero, nos necesita cada tiempo de comida y cada hora que camina en el reloj.
Mientras hacía las fotografías de la caminata; Amor Añejo, y al caminar un poco, tuve la oportunidad de ver gente que regularmente pide dinero en la 6ta. Av. de la zona 1, o aquellos indigentes que buscan en cada bote de basura su sustento diario, y es por ellos por quien escribo, porque cuando los observé supe que estar solo un día de San Valentín no es estar abandonado. Gracias a la vida tengo amigos y amigas que quiero y valoro. Aprendí a no quejarme, más bien a agradecer porque no soy un “#ForeverAlone”, soy una persona que aprendió de lo ajeno y ahora tiene más conciencia y respeto por los demás; y creo que de eso se trata vivir, se trata de nunca dejar de aprender, deseo de todo corazón que todos hayan pasado un Feliz Día del Cariño.