Los adversarios demócratas del presidente estadounidense George W. Bush acordaron la versión definitiva de un proyecto de ley que vincula el financiamiento de la guerra en Irak a un calendario de retiro de las tropas, mientras el mandatario repitió que vetaría la ley.
El proyecto de ley de 124.200 millones de dólares, unos 20.000 millones más de lo solicitado por la Administración, sería adoptado mañana en la Cámara de Representantes y el jueves en el Senado, antes de ser sometido oficialmente a Bush sin duda el próximo lunes.
Pero Bush anunció nuevamente que lo vetaría. En efecto, el presidente prometió hoy vetar cualquier ley que insista en establecer una fecha para la retirada de las tropas de combate.
En una declaración pronunciada en los jardines de la Casa Blanca, Bush dijo que estaba «decepcionado» con el proyecto de ley y advirtió que cualquier fecha límite de retirada «animaría a nuestros enemigos» y «ataría de manos a nuestros generales».
El proyecto de ley cuyos detalles fueron ultimados este martes por los demócratas establece, en efecto, que las tropas estadounidenses comiencen a abandonar Irak a más tardar el 1 de octubre próximo, con el objetivo no vinculante de concluir esa retirada el 1 de abril de 2008 a más tardar.
«Creo firmemente en que los políticos en Washington no deben decirles a los generales cómo deben hacer su trabajo, y que esos calendarios artificiales de retiro serían un error», había dicho el presidente el lunes durante una conversación con el general David Petraeus, comandante de la fuerza multinacional en Irak.
Bush se declaró además convencido de que su nueva estrategia anunciada en enero, marcada entre otras cosas por el envío de alrededor de 28.000 soldados suplementarios, había implicado «avances», a pesar de la continuación de los atentados mortales en Bagdad.
Sin embargo, la mayoría demócrata en el Congreso, impulsada por los sondeos que cada semana confirman la impopularidad de la guerra, afirma que la principal virtud de su proyecto de ley es que refleja «la voluntad de los estadounidenses, y los mejores intereses de nuestro país», como declaró el senador Robert Byrd, uno de los principales negociadores del texto puesto a punto el lunes de noche.
Byrd destacó además que el proyecto de ley «financia enteramente (las necesidades de) nuestros valientes soldados, que todos los días ponen su vida en riesgo para salvar a nuestro país».
El proyecto legal financia, en efecto, el esfuerzo de guerra en Irak y Afganistán para el año 2007, desbloqueando los fondos reclamados por el Pentágono, y agrega 2.000 millones de dólares en fondos destinados a los soldados que regresan de la guerra.
A pesar de no tener demasiadas esperanzas en evitar el veto presidencial, los principales responsables del Congreso le pidieron el lunes a Bush que atienda sus argumentos.
«Si el presidente lleva a la práctica su amenaza de veto, será él quien privará a nuestras tropas y a nuestros ex combatientes de los recursos que necesitan, y será él quien renunciará a los criterios que había anunciado en enero para medir los avances alcanzados», destacaron en un comunicado común la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Richard Reid.
«Es él quien tiene que decidir: mantener el rumbo de una política errónea o sumarse a nosotros para darle a nuestros soldados una estrategia exitosa», declararon.