El Centro Georges Pompidou celebra sus 30 años, el arte y los artistas en «Airs de Paris» (Aires de París), gran exposición que mezcla pintura, instalaciones, video, diseño y arquitectura para evocar lo urbano, la ciudad de hoy y sus cambios, vistos por 74 artistas.
La exposición, abierta al público del 25 de abril al 15 de agosto, se compone de dos partes, una consagrada a las «artes visuales», con obras de 54 artistas, la segunda dedicada a la arquitectura, el paisaje y el diseño, con 19 proyectos de creadores. Un tercio de las 150 obras de la primera sección son producciones nuevas.
París «no es el tema de la exposición», declara Alfred Pacquement, director del Museo Nacional de Arte Moderno. «El tema es el arte y los artistas», no necesariamente franceses, que han vivido o viven y trabajan en París, agrega.
Como un guiño al 30 cumpleaños del Centro Pompidou, el título de la exposición evoca la obra «Aire de Paris» de Marcel Duchamp, con cuya retrospectiva se inauguró el Centro en 1977.
Presentada en la primera sala, esa obra, un frasco de cristal de 50 cm3 que Duchamp regaló en 1919 a amigos norteamericanos para llevarles «Aire de París», expresa «la idea de un aire parisino que no está inmovilizado, que puede transportarse», dice Pacquement.
La idea es mostrar «París, lugar de residencia y punto de partida para la creatividad de los artistas, con su diversidad, su efervescencia, sus intercambios», agrega Christine Macel, comisaria de la exposición junto con Valérie Guillaume.
La muestra incluye obras de los más célebres nombres del arte contemporáneo –Daniel Buren, Jacques Villéglé, Sophie Calle, Louise Bourgeois–, artistas menos conocidos del gran público –Gordon Matta-Clark, Bertrand Lavier, Gérard Gasiorowski, Nan Goldin, Jean-Luc Moulí¨ne, Tatiana Trouvé– y no pocos jóvenes artistas.
El albanés Anri Sala propone los números teléfonicos de los taxis (los verdaderos) de Birmingham, París o Miami en los que se oye una de sus bandas sonoras, Vincent Lamouroux inventa un «pentaciclo» que monta en un vídeo, y una obra de 1990 de Chris Marker reúne decenas de televisores y computadoras.
Melik Ohanian esconde un mapa de las ciudades del mundo en un receptáculo luminoso, Philippe Rahm proyecta una luz amarilla, que se supone da sueño, en una habitación amueblada con dos banquetas.
La segunda parte de la exposición, arquitectura y diseño, evoca el paisaje con una pared vegetal de Patrick Blanc, la ciudad, con una arquitectura de Zaha Hadid, un juego de vídeo interactivo de Virtools-Dassault Systí¨mes, o el porvenir, con proyectos de naves espaciales.
«Airs de Paris» no es «ni un homenaje, ni un balance, sino un punto de vista del Centro sobre el escenario contemporáneo», recalca Pacquement.