Estos “dignatarios” creen que al ser electos diputados se les otorga una franquicia para poder despotricar en el hemiciclo parlamentario, diciendo y haciendo todo lo que les dé la gana y sin tener ninguna consideración ni respeto, para los electores que les dieron, sin saber a quienes se las daban, ¡Una dignidad que realmente no la merecen, y qué, por el contrario, varios de ellos, hasta la deshonran!
*POR: LIC. JESÚS ABALCÁZAR LÓPEZ
jesus.abalcazar@gmail.com
Es insoportable seguir aguantando los abusos de los diputados en el Congreso de la República. No cabe duda que estos señores creen que tienen el derecho de actuar como patanes y no se dan cuenta que, algunos, no actuan, sino demuestran que son patanes, esto por los espectáculos tan denigrantes que dan, que los retratan como tales. ¡Qué vergüenza que pasen como dignatarios, algunos individuos capaces de actos tan bochornosos!, como el último show protagonizado por el diputado Mario Taracena, de la bancada de la UNE, donde éste se lució energúmeno, se lució lanzando de todo lo que tenía enfrente al recien estrenado presidente del Congreso, Gudy Rivera, y hasta destruyó el cable de un micrófono que es parte de la historia del recinto legislativo.
Es de hacer notar que ya anteriormente, también se había presentado el show del diputado Roberto Villate, jefe de la bancada del partido Lider, por haber hecho de las suyas como otro energúmeno, ya que no solo gritó encolerizado, sino que él mismo se subió al banquillo de los acusados y solo le faltó hacer piruetas, con tal de ser escuchado por la fuerza, aunque ya antes había roto las normas de una adecuada conducta. Pero, otro que ya se ha buscado clavos innecesarios, es el diputado presidente, quien está pagando por su novatez y su arrogancia, pero no cabe duda que exigió sus derechos de fundador del partido de los patriotistas, y nadie lo bajó del macho, al no dejar que se buscara otra persona con carisma y experiencia, que pudiera manejar con mayor tino, prudencia y sabiduría, a esa olla de grillos, mazacuatas, lagartijas, alacranes, arañas, cucarachas y hasta bichos, aparentemente inofensivos como gallinas ciegas, hormigas, zompopos, gusanos y hasta polillas, que se podrían encontrar dentro del edificio del Congreso; haciendo, eso sí, la obligada aclaración por las honrosas excepciones, de los diputados serios y responsables, especialmente entre los jóvenes y los nuevos, sin olvidar a los antiguos parlamentarios que se han dedicado a trabajar bien.
Pero, volviendo a nuestro tema de las bancadas de la obstrucción política en el Congreso de la República, está claro que casi la mayoría de diputados de la mal llamada “oposición política”, en la realidad se dedican a obstruir el trabajo de la aprobación de leyes necesarias y hasta urgentes y de interés nacional, así como a bloquear la presentación de proyectos de ley con bases científicas, prácticas y de beneficio para toda la población, olvidando que no es para esto que se les pagan sueldos, dietas, viáticos, seguros, combustible y demás privilegios qué, digamos que se merecen “los padres de la patria”. Lo cierto es qué, en este país, solo en muy pocas legislaturas hubo oposición política, considerando que ha sido costumbre que “los partidos y diputados de la oposición” solamente se muestran como resentidos y revanchistas, que dolidos por los irrecuperables gastos de su campaña y por su derrota política en las elecciones, se dedican a una sistemática campaña de obstrucción política, metiendo constantes sancadillas, obstruyendo los trámites de lo que se puede hacer y hasta usando el desacreditado recurso de la interpelación parlamentaria para poder evitar los avances legislativos, entendiéndose que la oposición no debe trastocarse hacia la obstrucción, sino a una manera civilizada de oponerse a lo negativo y destructivo, y solo con el propósito de lograr los mejores resultados legislativos para la nación.
Pedimos a “los diputados de la oposición” que dejen de lado los desplantes hepáticos, coléricos, deshonestos y despechados, con el objetivo de que cambien de actitud por su propio bien, por el de ese alto organismo y sobre todo, por el bien de Guatemala. Hagan oposición, pero que sea de altura, porque la oposición es parte de la democracia, pero la obstrucción es parte del canibalismo político y del cavernismo retrógrado que ya debe desaparecer de los guiones de la actuación de los partidos políticos que deben ser electorales y no electoreros, para acabar con la ponzoña entre uno y otros, y así aportar todos, su mejor esfuerzo para el progreso del país.
* Periodista Asociado de la APG