A 36 años del terremoto, persiste vulnerabilidad


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Únicamente cuatro municipalidades del departamento de Guatemala cumplen con un 80 por ciento el reglamento de construcción privada, mientras que en el resto de las comunas ni siquiera existe, de acuerdo con el Colegio de Ingenieros de Guatemala, haciendo vulnerable a la población ante otro terremoto, como el ocurrido hace 36 años. Autoridades de Conred aseguran que el país está mejor preparado.

POR ARELI ALONZO
aalonzo@lahora.com.gt

Hoy se cumplen 36 años de aquel 4 de febrero de 1976, cuando se registró el terremoto de 7.5 grados en la escala de Richter. El seísmo de 1976, a las 3:03 horas, dejó el saldo de 25 mil fallecidos, 75 mil heridos, más de 3 millones de personas afectadas y una pérdida que superó los $1 mil millones de esa época.

En Guatemala aún persiste el riesgo de que se pueda dar otro terremoto, según Eddy Sánchez, director del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), ya que históricamente se contempla que aproximadamente cada 50 años puede ocurrir un evento sísmico.

A diario se registran de 8 a 10 microsismos, por lo que los expertos indican que una construcción con materiales de buena calidad los soportarían y sería difícil que las infraestructuras colapsen. Sin embargo, en el país no se cumple con los requisitos para una buena construcción, además muchas familias se ubican en laderas o barrancos.

Jorge Mario González Sett, ex presidente del Colegio de Ingenieros de Guatemala, indica que en ciertas municipalidades, como la del municipio de Guatemala, se cumple en un 100 por ciento con el reglamento de construcción privada.

Eso lo que permite, de conformidad con lo dicho por González Sett, es que de alguna manera las construcciones estén garantizadas por un ingeniero o un arquitecto, lo cual ya es una garantía para el habitante de que la construcción es sismorresistente.

Pero hay otras municipalidades que cumplen únicamente con el 80 por ciento, esto es, Villa Nueva, Santa Catarina Pinula, San José Pinula y Mixco.  No obstante, el mayor riesgo se registra en el interior del país, en donde ni siquiera existe un reglamento de construcción.

La falta de este reglamento provoca que también se  utilicen malos materiales.  Se construyen casas sin un diseño apropiado (no para resistir temblores) y, no se están usando las técnicas apropiadas.

A esto hay que agregar la necesidad de la gente de escasos recursos, quienes construyen en laderas y barrancos.   “Primero llegan  con una champa,  pero después hay construcciones de tres niveles, en lugares donde para el terremoto del 76 fueron utilizados como depósitos de ripio; entonces esos terrenos no son aptos para construcción, porque son rellenos”, agrega José González Sett.

Por su parte, Eddy Sánchez indica que en el área metropolitana se invadieron y se siguen invadiendo barrancos y laderas que son poco propicias e inestables para construir colonias o edificios. 

Además, se construyen diques o paredes, limitándole el espacio a los ríos para que los mismos no puedan pasar o pasan pero dejan grandes consecuencias. 

Sin embargo, Alejandro Maldonado, secretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres –Conred–, asegura que  Guatemala está mucho mejor preparada hoy en día que hace 36 años.

Ahora, “ya tenemos institucionalizado el tema de la gestión de reducción de riesgos a desastres, se tiene todo un esfuerzo interinstitucional, se ha trabajado con aliados estratégicos”, asegura Maldonado.