Mubarak renunció el 11 de febrero y transfirió el poder a las fuerzas armadas después de una rebelión popular de 18 días. Al menos 846 manifestantes murieron, de acuerdo con una investigación del gobierno.
El ex presidente permanece bajo custodia desde el mes pasado en un hospital en Sharm el-Sheij, una comunidad turística del Mar Rojo. Sus dos hijos están detenidos en una prisión del Cairo.
Mubarak será juzgado bajo cargos de corrupción y de matar intencionalmente a manifestantes durante el levantamiento de 18 días que lo derrocó el 11 de febrero, precisó un funcionario de la corte citado por la Agencia de Noticias de Medio Oriente.
La decisión fue anunciada mientras el país sigue estremecido por manifestaciones y exigencias de justicia.
La fiscalía general había informado previamente que el derrocado líder de 83 años y sus dos hijos también enfrentarán cargos de abuso de poder con el fin de acumular una fortuna, enriquecer a sus socios y aceptar sobornos,
Los cargos relacionados con la muerte de los manifestantes a manos de las fuerzas de seguridad podrían resultar en la pena de muerte para Mubarak, dijo previamente Adel el-Said, vocero de la fiscalía.
Enjuiciar a Mubarak es una de la exigencias principales de muchos egipcios que han realizados protestas para pedir que el líder derrocado y sus ayudantes enfrenten la justicia. Un socio cercano a Mubarak, Hussein Salem, también enfrenta cargos pero está prófugo.
El ex jefe de seguridad del gobierno y cuatro ayudantes de Mubarak ya son enjuiciados por la muerte de los manifestantes.
EL viernes pasado, miles de personas regresaron a la plaza Tahrir en el centro de El Cairo para manifestarse principalmente en contra de los dirigentes militares del país.
El movimiento de protesta en Egipto dijo que las protestas del viernes representan una «segunda revolución» y que su intención es exigir que los militares aceleren el ritmo para realizar las reformas democráticas en un país que todavía está trazando su futuro político.