Avanza unión latinoamericana


Cumbre. Los presidentes de Sudamérica al finalizar la Primera Cumbre Energética de la región.

Lí­deres de Sudamérica acordaron esta semana en su cumbre de Isla Margarita, crear una Unión de Naciones y un consejo energético, pero sin lograr acuerdos para la construcción de un extenso gasoducto, un banco regional ni una organización de paí­ses exportadores de gas del Sur.


«Decidimos nombrar a nuestro esfuerzo integrador Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR», anunció satisfecho el miércoles el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la reunión del grupo originado en la Comunidad Sudamericana, en agosto de 2004 en Cusco.

No obstante, los mandatarios dejaron de lado los temas espinosos y optaron por avanzar en la institucionalización del grupo, creando una secretarí­a permanente en Quito, que ofrecieron al ex presidente ecuatoriano Rodrigo Borja, 72 años.

El consejo deberá comenzar la compleja elaboración de un tratado regional energético sobre una propuesta de cuatro lí­neas presentada por Chávez: petróleo, gas, ahorro de energí­a y energí­as alternativas (biocombustibles, eólica, solar e hí­drica).

Pero un proyecto para crear un cartel sudamericano de productores de gas, a partir de un pacto entre Venezuela, Argentina y Bolivia, firmado en marzo, y planteado el lunes en privado, enfrentó fuerte resistencia de Brasil, el mayor consumidor regional.

Otros temas como la construcción de un gran gasoducto y un banco del Sur gravitaron en paralelo en las reuniones previas y en los pasillos, pero sobre ellos no se anunciaron acuerdos en la I Cumbre Energética de ocho mandatarios y tres delegados de Sudamérica.

El asesor internacional de Lula, Marco Aurelio Garcia, planteó que Brasil no acepta participar del Banco del Sur propuesto por Venezuela y lanzado en febrero con Argentina, si no participa de la elaboración del proyecto.

El asesor de Lula, que hace dos semanas consideró que el proyecto no tení­a consistencia técnica, planteó: «No vamos a comernos un plato ya hecho, queremos ir a la cocina y participar de la elaboración de ese plato».

El ministro de Finanzas de Venezuela, Rodrigo Cabezas, puso paños frí­os al tema y respondió a la AFP: «Brasil tiene toda la información hasta donde Argentina y Venezuela habí­an avanzado, tiene todo el derecho de argumentar las ideas sobre estructura financiera, organizativa, operativa y plataforma tecnológica y objetivos del banco, no llega por la puerta de atrás».

Pero Lula atajó: «Se tiene que definir qué es ese Banco del Sur, si es un banco que tiene la finalidad del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial o del BNDS (banco de fomento brasileño)».

La negociación se concentró entonces en atenuar la polémica entre Venezuela y Brasil en torno al desarrollo de biocombustibles.

Brasil y Estados Unidos firmaron en Sao Paulo un ambiciosos memorándum para el fomento del etanol, en una gira latinoamericana del presidente George W. Bush, que generó una airada crí­tica de Venezuela.

Washington busca reemplazar por biocombustibles 133.000 millones de litros de gasolina hacia 2017 y sembrará este año las mayores extensiones de maí­z desde 1944.

El propio Chávez tuvo que explicar: «Quiero aclarar que no estamos contra los biocombustibles, queremos importar etanol de Brasil», afirmó.

El proyecto de etanol de Brasil -dijo el anfitrión- «es distinto a la locura que ha propuesto el presidente de los Estados Unidos».

Sin embargo, reveló que Venezuela necesita 200.000 barriles diarios de etanol y que proyecta inyectar 10% de ese combustible vegetal a sus gasolinas e importarlo … de Brasil.

La declaración final de los presidentes reconoció por primera vez «el potencial de los biocombustibles para diversificar la matriz energética sudamericana».

Ese era el objetivo de Brasil que, junto con Estados Unidos concentran el 70% de la producción de etanol, el combustible alternativo a la gasolina, cuya tecnologí­a y uso pretende exportar a la región.

Molesto, el presidente de Bolivia, Evo Morales, firmó la declaración final de la Cumbre con «observaciones» al punto de los biocombustibles «por una cuestión de soberaní­a alimenticia, cultura indí­gena y medioambiente».

El secretario pro tempore de la Unión de Naciones Sudamericanas, el boliviano Pablo Solón no ocultó su decepción. Dijo a la AFP: «Creo que Brasil cometió un error. Deberí­a haber planteado una redacción mucho más equilibrada».