Este lunes 23, como todos los años, se celebra el Día Mundial del Libro, el cual fuera propuesto por la UNESCO, y que se viene desarrollando desde hace varios años, con la finalidad de acercar los libros a los lectores, en especial a los de los países en vías de desarrollo.
Es indudable que este objetivo de acercar los libros a los lectores es imperativo, ya que a través de la lectura se adquieren conocimientos y, en consecuencia, se obtiene desarrollo, no sólo para una persona, sino para todo un pueblo.
Sin embargo, habría que plantearse varios aspectos que corren paralelos al fenómeno de los libros. En primer lugar ?dirá el lector?, los libros cada vez son más menos asequibles, debido al alto precio que las editoriales han impuesto. Leer, en países como Guatemala, es un verdadero lujo.
Pero más lujo supone el hecho de publicar, ya que las editoriales no tienen una verdadera política de publicar calidad, sino que alrededor de ellas se forman grupos elitistas, que adquieren el gozo de una publicación.
Precios caros y políticas elitistas, han hecho que el libro sea, poco a poco, despreciado por el grueso de lectores. Acaso habrá algunas alternativas para poder difundir el conocimiento, como a través de revistas, periódicos o Internet; este último, cada vez más popular como vía de expresión.
Sin embargo, aún continuamos siendo una cultura «librocéntrica», en donde el conocimiento, las expresiones culturales y la literatura siguen girando en torno a los libros.
Publicar un libro es por demás imposible en Guatemala; total, si en caso se logra, sirve para que el tiraje permanezca por varios años depositado en las bodegas de editoriales, sin que exista un «verdadero» acercamiento del libro a la sociedad.
Con base en estas reflexiones, podrá haber dos opciones: o se buscan nuevas vías de expresión, como la Internet, o el libro, tanto la publicación como la adquisición, se democratice. Presentamos, en esta ocasión, dos artículos que bien pueden ayudar para profundizar en el tema.