La discapacidad


Editorial_LH

En Guatemala hay un serio problema en cuanto a espacios para facilitar la vida a los discapacitados y aun a las personas de avanzada edad, puesto que ni autoridades ni constructores privados piensan jamás en ellos y la falta de una normativa exigente hace que el país y especialmente las áreas urbanas, estén llenas de lo que se considera como barreras arquitectónicas que afectan a todos los que sufren algún tipo de discapacidad.

 


Ayer el presidente Pérez Molina se sumó a una campaña para hacer conciencia sobre lo que significa vivir con limitaciones en un ambiente tan hostil para gente que requiere de facilidades para hacer más llevadero su diario sufrimiento. Y creemos que fue bueno que el Presidente de la República se mostrara en una silla de ruedas para hacernos recapacitar a todos. Hubiera sido un excelente complemento a la actividad si desde esa misma silla firma una iniciativa de ley para obligar a todas las municipalidades del país a incluir normas relativas al tema en todos los reglamentos de construcción y si se exige que en edificaciones ya existentes se hagan los cambios necesarios para derribar las barreras que obstruyen el paso a personas con algún problema físico.
 
 Porque no podemos esperar que apelando a la conciencia de los constructores se vaya a resolver el problema y el efecto mediático de la actividad realizada ayer por el Presidente y por varios alcaldes se diluirá demasiado pronto como para que tenga consecuencias efectivas. Por ello creemos que es necesario aprovechar el momento para ir más allá del gesto, más allá del llamado a la conciencia sobre lo que significa la vida en una silla de ruedas o padeciendo de cualquier discapacidad.
 
 Sin acelerar los instrumentos para forzar a que sea ley en todo el país la obligación de eliminar las barreras arquitectónicas que hay para los discapacitados, lo de ayer no pasa de ser una especie de show, positivo por el hecho de que pone en la mesa una cuestión importante y, de hecho, hoy mismo nosotros escribimos como una consecuencia directa de ese gesto de las autoridades que decidieron utilizar una silla de ruedas para llamarnos la atención a todos sobre el problema. Pero quedaría como un buen gesto pero insuficiente sin que se dé el paso siguiente y se empujen los que hacen falta, es decir, acelerar en el Congreso que una ley sea estudiada rápidamente por una comisión para que el pleno establezca una normativa de observancia general que ayude a miles de personas que hoy en día sufren las consecuencias de nuestra absoluta y total indiferencia.
 

MINUTERO:

Sufrir la inmovilidad
enfrente de las escaleras
agrava la calamidad
que causan tantas barreras