El gobierno brasileño reaccionó con irritación hoy a la ola de ocupaciones de haciendas promovida por el Movimiento Sin Tierra (MST) y las consideró violentas y de «retórica vacía».
«Toda la sociedad brasileña ya está cansada de esa retórica vacía que da la espalda a la realidad para justificar sus actos», dijo el ministro de Desarrollo Agrario, Guilherme Cassel, a la Radio Nacional.
El MST, que lanzó su «abril rojo» de ocupación de fincas, envió una carta a al presidente Luiz Inacio Lula da Silva en la que afirmó que «poco o nada se está haciendo para una verdadera reforma agraria» en Brasil.
Cassel respondió señalando que «no es razonable que cuando el gobierno bate todos los récords de viviendas, invierte como invirtió en la reforma agraria, algunos movimientos intenten imponer a la sociedad ese patrón de violencia».
La actitud del MST «va contra el sentido común y hiere los sentimientos de democracia de la sociedad», añadió.
La reacción del ministro aludió a la ocupación de haciendas en todo el país y principalmente a la invasión por parte de militantes del MST del edificio del Instituto Brasileño de Colonización y Reforma Agraria (Incra).
El ministro preguntó al MST «dónde fueron a parar los 4.000 millones de reales (unos 1.980 millones de dólares) que el gobierno invirtió en la compra de tierra, en educación, construcción de carreteras, distribución de energía eléctrica y asistencia técnica».
El MST critica al gobierno de Lula por conceder elevados créditos a la agroindustria, responsable según el movimiento por la devastación ambiental y por el aumento de la pobreza en el campo.
El Día Internacional de la Lucha Campesina, celebrado este jueves en Brasil, reclama mayor rapidez en la reforma agraria y recuerda la masacre de Eldorado de Carajás en la que murieron, hace 11 años, 19 personas en el estado amazónico de Pará (Norte).
En los cuatro años de su primer periodo de gobierno, Lula logró asentar a un total de 381.419 familias, algo por debajo de las 400.000 prometidas por el ex sindicalista de izquierda.
Las instalaciones en ese período se realizaron en 2.343 proyectos de asentamiento, sobre un total de 31,6 millones de hectáreas.
Esta semana la organización no gubernamental Contas Abertas que fiscaliza la utilización de recursos públicos informó que el MST recibió por intermedio de sus organizaciones afiliadas 36,9 millones de reales (aproximadamente 18,3 millones de dólares) durante el primer mandato de Lula (2003-2006).
La entidad se basó en informes oficiales y señaló representan un fuerte incremento (cuatro veces más) en relación al periodo anterior (1998-2002).
De acuerdo con José Batista de Oliveira, de la dirección nacional del MST, los recursos son aplicados en proyectos de educación rural, construcción de viviendas, salud, cultura, producción y mercadeo de productos agrícolas.
Batista dijo a Contas Abertas que cuando Lula asumió el cargo habían 150.000 familias sin tierra viviendo en campamentos al borde de carreteras en todo el país y que cuatro años después ese número no se redujo.
Pero algunos sectores critican la transferencia de esos recursos al MST porque supuestamente se destinan también a adoctrinación ideológica y fomento de las ocupaciones.