Francia y España superaron hoy la primera prueba real de la confianza inversionista en ambos países al lograr colocar bonos y letras a corto plazo, la primera vez desde que la agencia de riesgos Standard & Poor’s redujo la calificación a su deuda.
La decisión de la semana pasada de S&P’s de reducir la calidad crediticia de nueve países de la eurozona había sido mayormente descontada por los inversionistas por lo que su impacto en el mercado fue mínimo. De hecho, el euro, los bonos y acciones europeas han subido en los últimos días.
Tanto España como Francia lograron exitosos remates de letras a corto plazo a principios de esta semana, aunque el éxito de España se debe parcialmente a la masiva inyección de fondos por parte del Banco Central Europeo en diciembre a intereses mínimos y sus compras regulares de bonos españoles e italianos.
Empero, los remates de hoy fueron de bonos a un plazo más largo y eran considerados la primera prueba real de la confianza inversionista en esos países.
Ambos alcanzaron fácilmente sus objetivos gracias a la sólida demanda y la bajada de los intereses.
Los resultados cimentaron la confianza en los bancos de la eurozona, especialmente los que tienen grandes portafolios de bonos de Grecia e Italia.
Las acciones del banco italiano UniCredit subieron un 13%, las del francés Societé Generale un 12% y las del Deutsche Bank un 9%, mientras que el también germano Commerzbank vio crecer las suyas un 12% tras anunciar que podrá aumentar sus reservas de capital sin ayuda gubernamental.
La reanudación de las negociaciones con Grecia sobre su deuda soberana, con el fin de que los tenedores privados de sus bonos acepten una pérdida mínima del 50% del capital invertido, contribuyó a cimentar la confianza en la eurozona.
Las negociaciones, sin embargo, tendrán que producir resultados muy pronto para evitar la bancarrota griega, cuestión de semanas, aunque los países europeos que aportarían los nuevos fondos de rescate ya advirtieron que no financiarán la diferencia en el canje de bonos.
Grecia se encuentra en una situación única porque es obvio que nunca podrá pagar todo el dinero que debe, que asciende al 160% del PIB. Incluso si los bancos aceptar un canje de bonos con una reducción del valor nominal del 50%, menores intereses y mayor plazo de vencimiento, el país heleno seguiría debiendo un 120% de su PIB, con unas posibilidades económicas de crecimiento prácticamente nulas.
El galopante endeudamiento de Europa ha sido la clave de la crisis financiera y tres países -Grecia, Irlanda y Portugal- han tenido que recibir fondos de rescate para evitar la bancarrota cuando no pudieron acudir a los mercados crediticios para endeudarse.